sábado, 23 de septiembre de 2017

¿La cerveza es sana? Mitos y realidades

Quienes la adoran deben saber que no es el antídoto contra todos los males que pregonan los estudios


Quienes adoran la cerveza deben saber que no es el antídoto contra todos los males que pregonan algunos estudios, pero si se bebe con moderación, "puede incluirse en la muy saludable dieta mediterránea", garantiza la doctora experta en nutrición M.ª Teresa Barahona. Esto es, un máximo de tres cervezas al día para ellos y de dos para ellas (hombres y mujeres no metabolizan igual el alcohol). Aunque "nadie puede decir desde la salud pública que una bebida alcohólica sea sana", coincide el doctor y profesor universitario de nutrición Antonio Fernández Murillo, "eso no quita que algunas puedan presentar beneficios debido a otros componentes aparte del alcohol".

La cerveza es una bebida fermentada, que contiene más del 90% de agua y se elabora a partir de ingredientes naturales (como la cebada malteada). Tiene un bajo contenido alcohólico (en general, 4º y 5º) y diversos nutrientes (fibra, minerales y vitamina B). Algunos de sus componentes tienen propiedades antiinflamatorias y otros, antioxidantes (los polifenoles). Y, al contrario de lo que se suele pensar, no aporta muchas calorías: "Una caña pequeña de 200 ml apenas aporta 84 kcal", especifica otro experto en nutrición, el doctor Javier Moya. La barriga cervecera es más un mito. "Se asocia al estilo de vida que representa el exceso de consumo de cerveza: beber demasiado, comer demasiado, no moverse lo suficiente", añade.

Hay expertos que consideran la cerveza capaz de mejorar la protección de algunas personas frente a la diabetes. O, si se relaciona con el déficit de magnesio, "beber cerveza contribuiría a cubrir las necesidades de dicho mineral", explica Fernández Murillo. Otros especialistas afirman que puede disminuir el riesgo de padecer problemas de corazón, aunque "el vino es más sano en este sentido", matiza el presidente de la sección de riesgo cardiovascular y rehabilitación cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología, Manuel Abeytua. "El alcohol es un falso amigo", recuerda. Y subraya que no está demostrado que la cerveza reduzca la posibilidad de sufrir un ictus, como dicen algunos, y en cambio, con o sin alcohol, aumenta el ácido úrico que provoca gota, una dolorosa inflamación de las articulaciones.

Un estudio finlandés publicado el año pasado apuntaba que los consumidores de cerveza tendrían menos daño cerebral causado por el alzheimer. "No hay suficiente evidencia científica para considerarla saludable", asegura Pablo Irimia, vocal de la Sociedad Española de Neurología, sólo son "estudios experimentales que muestran que algún componente de la cerveza podría tener propiedades neuroprotectoras".

También se ha investigado sobre la relación entre cerveza e insomnio, pues hay quien afirma que ayuda a conciliar el sueño. "El alcohol, sea del tipo que sea, no es recomendable para las personas con trastornos del sueño", porque provoca que uno se despierte más durante la noche, aclara el doctor Àlex Ferré, especialista en trastornos del sueño.


sábado, 9 de septiembre de 2017

Caminar despacio aumenta el riesgo de mortalidad


Un estudio afirma que la muerte cardiovascular es más acusada en quienes andan a ritmo más lento

Un estudio del Centro de Investigación Biomédica de Leicester (Reino Unido) han observado que las personas de mediana edad que dicen caminar lentamente tienen más riesgo de mortalidadcardiovascular que la población general.
Su investigación, cuyos resultados publica la revista 'European Heart Journal', se basó en los datos de casi medio millón de personas de mediana edad recopilados entre 2006 y 2010 a través del UK Biobank. En total incluyeron 420.727 personas que en el momento del estudio no tenían una enfermedad cardiaca ni tampoco cáncer.
En los siguientes 6,3 años desde la recopilación de datos, contabilizaron un total de 8.598 muertes en la muestra, entre las que había 1.654 por enfermedad cardiovascular y 4.850 por cáncer.
El estudio se centró en la velocidad al caminar que referían los propios encuestados, estableciendo tres categorías en función de si lo hacían a un ritmo lento, constante o rápido, para así poder predecir su riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular o cáncer.
De este modo, vieron que los que caminaban lento tenían el doble de probabilidades de tener una muerte cardiovascular, en comparación con los que iban más rápido, y el hallazgo se observó tanto en hombres como en mujeres.
Además, vieron que no influían otros factores de riesgo relacionados como el tabaquismo, el índice de masa corporal, la dieta o el tiempo que dedicaban a ver la televisión, por lo que el ritmo al caminar es un predictor independiente de la muerte relacionada con el corazón.
"También descubrimos que el ritmo al caminar estaba fuertemente ligado a una mayor tolerancia al ejercicio, así como de la actividad física en general", ha explicado Tom Yates, autor del estudio, por lo que puede utilizarse para identificar a aquellas personas con menos actividad física y promover un poco más de ejercicio.