viernes, 26 de octubre de 2012

Miedo a cumplir años


La palabra anciano casi ha desaparecido del vocabulario. Nadie quiere envejecer, y lo cierto es que, según algunos estudios, sentirse joven hace que se viva más sano. 

 ¡Yo no tengo esta papada! Estas cámaras digitales me sacan muy vieja! ¡Las de antes sí hacían buenas fotos!", exclama la abuela de 82 años cuando mira las fotos de la última reunión familiar. También sorprende el abuelo, de 85 años, cuando le proponen un viaje para la tercera edad: "¡Ni hablar! ¡Son para viejos!".

 Intriga lo que pasa con las edades. En el siglo XIII se era viejo a los 30 años; también a principios del siglo XX, a los 40 años se era mayor. Pero, a partir del aumento acelerado de la esperanza de vida, el concepto de anciano casi ha desaparecido del vocabulario popular. Posiblemente nadie se definiría con ese término.

 Cuanto más joven te sientas, más vivirás. Esta afirmación es el resultado de un estudio sobre el envejecimiento realizado con 516 hombres y mujeres de 70 o más años por Jacqui Smith, psicóloga del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan junto con dos colegas del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Alemania€. Para elaborarlo siguió la evolución de esas personas a lo largo de seis años. El hallazgo más sorprendente fue que, de promedio, se sentían con 13 años menos de los que tenían. 

 También se constató que su percepción de sí mismos sólo se modificaba en caso de mala salud. Las investigadoras concluyeron que "sentirse joven está relacionado con una mejor salud y mayor longevidad. Incrementa el optimismo y la motivación para superar obstáculos, reduce el estrés y mejora el sistema inmunitario, lo que reduce el riesgo de enfermedades". 

 También los jóvenes se sienten más jóvenes de lo que son. La discrepancia entre edad real y subjetiva no es característica de los adultos mayores. Esa diferencia entre la edad cronológica y la imagen que se tiene de ella se ha denominado identidad de edad subjetiva y es una percepción que está presente en todas las edades. En los más jóvenes, se ha identificado que la resistencia a verse mayores proviene de una negación del envejecimiento resultante de temores como "no poder lograr el éxito en la pareja y la carrera, experimentar declives sexuales o físicos y no tener una seguridad e independencia económica", según la profesora de Psicología Joan Montepare, especialista en estudios sobre envejecimiento en el Lasell College de Massachusetts. 

 Debido a las diversas circunstancias socioeconómicas y culturales, se produce el fenómeno del niño que no quiere crecer, una adolescencia retardada. Son jóvenes que ralentizan su incorporación a la edad adulta como mecanismo defensivo y de negación de las etapas vitales. Todo crecimiento/envejecimiento implica "una pérdida que va seguida de un proceso de duelo con respecto al tiempo de la propia vida, con su rechazo/evitación", afirman Moisés Martín y Manuel Martínez en su estudio "La vivencia del envejecimiento", publicado en Cuadernos de Relaciones Laborales. 

 Partiendo de que la vida, para seguir siéndolo, tiene que surgir de las cenizas de pérdidas sucesivas, es posible que el duelo de cumplir años acompañe desde edad muy temprana. Cumplir 12 años significa la pérdida de los privilegios de la niñez, por ejemplo. No es de extrañar que desde la tercera década los sucesivos cumpleaños empiecen a ser incómodos, por no decir traumáticos. Es muy probable que los jóvenes que han tardado más de lo esperado en sentirse adultos vayan tomando conciencia de que se les "ha pasado el arroz" para algunas vivencias. ¿De ahí las crisis de los 30 o los 40? 

 Cada cumpleaños tiene por finalidad contribuir a confrontar con la realidad cronológica, con el fin de despejar la ilusión de inmortalidad y permanencia. Pero parece ser, por lo que dicen los investigadores, que la reconciliación con el tiempo y la resolución del duelo no llegan hasta una edad avanzada. En el estudio antes citado, el grupo de los mayores de 80 años se mostraba como el que ya ha elaborado el duelo de las pérdidas y, dado que cada cumpleaños puede ser el último, este vuelve a ser motivo de celebración. 

 De vuelta a la resistencia de los más jóvenes a asumir su edad, es muy aclarador el análisis del catedrático de Psicología Evolutiva de la Universitat Autònoma de Barcelona Adolfo Perinat en su libro Los adolescentes en el siglo XXI. Su perspectiva de éstos en la sociedad española evidencia un proteccionismo pernicioso y amortiguador, por parte de los padres y la sociedad, que impide a los jóvenes correr sus riesgos para construir su autoestima y seguridad. 

 Además, identifica lo que denomina una "moratoria en asumir responsabilidades". Una de sus inequívocas consecuencias sería el mantenimiento de jóvenes y adolescentes en estado de semidependencia de la familia en lo económico y en un estado psicológico-mental de semiinfantilismo que contrasta con su estado psicobiológico de madurez reproductiva.

El exceso de chips o galletas en el embarazo reduce el peso del bebé


Un estudio alerta contra una ingesta mayor de lo normal de alimentos con un alto contenido de acrilamida 

 Una elevada ingesta de alimentos con un alto contenido de acrilamida, como las patatas fritas, los chips, las galletas, los cereales o el café, durante el embarazo causa un menor peso del bebé al nacer y una menor circunferencia de la cabeza de los recién nacidos. 

 Así lo revela un estudio internacional sobre la dieta de 1.100 mujeres embarazadas y sus recién nacidos que se ha llevado a cabo en Dinamarca, Inglaterra, Grecia, Noruega y España dirigido por el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) de Barcelona y la Universidad de Estocolmo (Suecia).

 Según este estudio, la diferencia entre las madres expuestas a altos niveles de acrilamida y las expuestas a niveles bajos puede ser de hasta 132 gramos en el peso del bebé y 0,33 centímetros en el tamaño de su cabeza. 

 Además, el estudio muestra que los mayores niveles de esta sustancia se observaron en los bebés nacidos en Inglaterra y los más bajos en los de Dinamarca. 

 La razón de los altos niveles de acrilamida que se observan en muchas mujeres es, según los investigadores, la dieta, ya que se trata de una sustancia química que se forma al freír, asar, tostar u hornear alimentos ricos en carbohidratos como las patatas fritas, chips, bollería o cereales de desayuno. 

 Según el coordinador del estudio y director científico adjunto del CREAL, Manolis Kogevinas, "el efecto estimado del alto nivel de exposición a la acrilamida sobre el peso de un bebé al nacer es comparable al efecto adverso conocido del tabaquismo". 

 La investigadora del CREAL Marie Pedersen ha añadido que "las implicaciones en salud pública de los resultados de este estudio son realmente importantes". 

 Según la doctora Pedersen, "el peso al nacer está relacionado con numerosos efectos adversos para la salud en los primeros años de vida e incluso posteriormente, tales como estatura reducida, aumento de la incidencia de enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus tipo 2 y osteoporosis". 

 Además, según la investigadora, "la circunferencia de la cabeza es un indicador importante del crecimiento del cerebro y del desarrollo neurológico". 

 El estudio confirma una creciente preocupación mundial acerca de los efectos potenciales para la salud de la exposición alimentaria a la acrilamida, ya que certifica que esta sustancia atraviesa la placenta y, por lo tanto, existe un particular riesgo para la salud del feto. 

 En este estudio también han participado otros 20 centros de investigación en Europa, entre ellos el IMIM (Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas) de Barcelona. 

 El uso de avanzadas técnicas biomédicas ha favorecido la medición de la acrilamida en sangre del cordón umbilical del recién nacido, lo que ha permitido a los investigadores conocer los niveles de exposición a la esta sustancia durante los últimos meses de embarazo. 

 Este estudio forma parte de NewGeneris, un proyecto integrado dentro del 6º Programa Marco de la Unión Europea, del área prioritaria "Calidad y seguridad alimentaria", que tiene por objetivo investigar el posible papel de la exposición química a través de la dieta durante el embarazo, en la inducción de un aumento del riesgo de cáncer y trastornos del sistema inmune en la infancia, junto con los efectos sobre los resultados del parto.

Javier Marías rechaza el Premio Nacional de narrativa


El escritor dice que aceptar le parecería una sinvergonzonería y desvincula su decisión de la situación política actual. El autor tilda de franquista la orientación del gobierno respecto a la cultura 

 El escritor Javier Marías ha asegurado hoy que no puede aceptar el Premio Nacional de Narrativa por su novela "Los enamoramientos", debido a su "deseo de ser consecuente" con sus propias ideas y decisiones.

 "Hubiera sido una cierta sinvergonzonería aceptar este premio", ha afirmado Javier Marías en un encuentro con la prensa, horas después de que se supiera que había ganado el citado galardón y de que hubiera trascendido también que lo iba a rechazar. 

 Marías agradece "profundamente la gentileza y la generosidad" de los miembros del jurado -cuya composición desconocía- por haber tenido esta novela "en tanta consideración", pero al ser "un galardón institucional, oficial y estatal, otorgado por el Ministerio de Cultura", no le es posible aceptarlo. 

 Desde hace "muchos años" Javier Marías, uno de los escritores españoles de mayor prestigio internacional y cuya obra está traducida a más de 40 lenguas, no ha aceptado "ninguna invitación de los Institutos Cervantes, ni del Ministerio de Cultura, ni siquiera de Universidades públicas o de Televisión Española".

 "Durante todo ese tiempo he esquivado a las instituciones del Estado, independientemente de qué partido gobernara, y he rechazado toda remuneración que procediera del erario público". 

 También había dicho en varias ocasiones que "no podría aceptar premio oficial alguno", en el caso de que se lo concedieran, y eso es lo que ha hecho hoy: rechazar uno de los galardones más codiciados por cualquier novelista. 

 Marías ganó el Nacional de Traducción en 1979, "en la época del presidente Adolfo Suárez, nada menos", y mereció también el Premio de la Comunidad de Madrid en 1998, que sí aceptó. 

 Su decisión de rechazar los premios oficiales y las invitaciones institucionales la fue madurando "poco a poco" a partir de 1995, cuando lo invitaron a un Salón del Libro en París. Marías fue a invitado por el Ministerio de Cultura francés, pero no le gustó la polémica que surgió en la prensa española sobre qué escritores participaban y qué otros quedaron fuera. 

 Detrás de su rechazo a los premios e invitaciones oficiales está el deseo de Marías de que nadie pueda pensar que ha hecho su carrera gracias a subvenciones estatales. 

 Y esa actitud le llevaría también, por supuesto, a rechazar "con más razón" el Premio Cervantes, aunque no cree que haya "ninguna posibilidad" de que se lo concedieran. 

 ¿Ninguna? Marías ha contado hoy que la Real Academia Española lo ha querido proponer como candidato al Cervantes en alguna ocasión, y él les ha pedido a sus compañeros académicos que no lo votaran porque no podría aceptarlo. 

 También ha rechazado este año otro premio dotado con 15.000 euros, del que no dio más detalles. Pero sí bromeó con el hecho de que, en poco tiempo, ha rehusado 35.000 euros (el Nacional de Narrativa está dotado con 20.000) y quizá eso "no sea muy sensato" en estos tiempos que corren. 

 Según le dijeron a Marías al llamarlo desde el Ministerio para comunicarle el premio, algún miembro del jurado del Premio Nacional de Narrativa mencionó la posibilidad de que no lo aceptara, pero, opinó Marías, el jurado debió de pensar que a ellos lo que les competía era elegir el mejor libro del año y no otra cosa. 

 Él es consciente de que es una decisión insólita, pero no ha querido que le pase como a otros escritores, que "se mostraban alejados del poder", pero luego aceptaban un premio nacional. 

 "En este país hay poca memoria para lo que hicieron y nadie se lo ha afeado, y me parece bien. Pero, en mi caso, sería una cierta sinvergonzonería que yo hubiera aceptado este premio, que, además, está dotado con una cantidad decente de dinero", afirmó Marías, antes de insistir en que su postura no tiene "nada que ver con quién gobierne o deje de gobernar". 

 En su opinión "hubiera sido demagógico" decir que sí al premio y donar el dinero" para alguna obra benéfica o cultural. "Creo mejor que ese dinero lo destinen a lo que ellos quieran. Puede que lo destinen a los bancos -dijo con sorna-, pero ojalá fuera a las bibliotecas públicas", que en 2013 no recibirán dinero del estado para comprar libros, algo que tiene "indignado" a Marías . 

 Su decisión es muy antigua, pero ahora, con el gobierno del PP, podría añadir un motivo más para rechazar premios e invitaciones, el de que la cultura "es una de las esferas que han salido más perjudicadas" por el actual gobierno. 

 Marías reconoció que si no hubiera recibido premios en el extranjero, estaría "más deseoso" de que se los otorgaran en España, pero le han dado muchos fuera, y muy importantes, y eso "ha sido suficiente para su vanidad". 

 Detrás de su actitud está también el hecho de que su padre, el filósofo Julián Marías no ganara nunca el Premio Nacional. 

 "Me pareció que si él no lo había recibido, tampoco yo era merecedor", aseguró el autor de "Los enamoramientos", que tampoco entiende cómo no han ganado un premio nacional escritores de la talla de Eduardo Mendoza, Juan Benet, Gil de Biedma o García Hortelano. 

 "Confío en que no se tome mi postura como un feo o un agravio, o como un desagradecimiento. Todo escritor agradece el aprecio por su obra".

domingo, 14 de octubre de 2012

La UE premio Nobel de la Paz


Sobrevivir a la Tragedia de los Andes


Los 16 supervivientes del accidente aéreo ocurrido en la cordillera andina hace 40 años recuerdan la experiencia 

 Los dieciséis supervivientes de la Tragedia de los Andes, el accidente que en 1972 dejó a un equipo de rugby uruguayo aislado durante 72 días en esa imponente cordillera toda nevada, destacaron que gracias a la actitud de quienes vivieron esa desgracia "hoy pueden estar agradeciendo a los chilenos". 

 "Siempre voy a destacar la actitud de mis compañeros, nunca se rindieron", señaló Álvaro Magini quién recordó que él se rompió la pierna en el accidente "y no fui de mucha ayuda en esos días". 

 Eduardo Strauch también coincidió con su compañero en que la actitud asumida por todos los que sobrevivieron a aquel fatídico día fue la ecuación perfecta mientras Carlos Paez indicó que él nunca vio aquel accidente como un hecho negativo. 

 "Esta fue una historia de jóvenes, de jóvenes que supimos sobrevivir a tanta adversidad y que debe servir de ejemplo a las nuevas generaciones", añadió Paez quien junto a los demás dio una rueda de prensa en un hotel de la capital chilena el mismo donde tuvieron el primer encuentro con sus familiares tras el rescate. 

 Con motivo del 40 aniversario del terrible impacto del Fairchild de la Fuerza Aérea Uruguaya que los traía a la capital chilena para jugar un encuentro amistoso, todos los supervivientes están de nuevo en Chile para agradecer aquí, el 13 de octubre, la ayuda y la acogida que recibieron tras su salvamento.


Cada uno de ellos contaba a la prensa y amigos parte de su historia vivida en el cordón montañoso, cuando de pronto se levantaron de sus asientos y comenzaron a aplaudir con fuerza.

 En la puerta del salón entraba con dificultad, apoyándose en una muleta, aquel arriero chileno de pocas palabras que les había salvado la vida: Sergio Catalán Martínez.

 Por algunos minutos y mientras recorría el espacio entre la puerta y la primera fila de butacas y seguido por su mujer, Catalán Martínez, que en aquella inolvidable fecha tenía 45 años, sonreía emocionado hasta las lágrimas sin dejar de mirar a aquellos veteranos, ahora, que cuando los encontró eran unos muchachos de entre 18 y 25 años.

 Javier Methol, que antes de la rueda de prensa, habló con Efe, señaló que "nada más verlo le dio un abrazo. Es maravilloso. Va a vivir mucho más porque se lo merece. Se merece vivir bien", acotó.

 Methol, el más viejo de los rugbistas supervivientes y por el que continuamente recibe bromas de sus compañeros, dijo que "realmente somos muy amigos del pueblo chileno en general porque el pueblo chileno se portó maravillosamente bien con nosotros en aquel momento terrible, que lo que más precisábamos era amor y todo el pueblo nos abordó con amor, simpatía y amistad".

 "Muy lindo, muy lindo y cada vez que venimos aquí sentimos lo mismo", añadió el veterano deportista quién reconoció que más fuerte que la tragedia en la cordillera le pareció la muerte de su esposa.

 Cuando se les comenta que su accidente tiene cierta similitud con la odisea vivida en 2010 por 33 mineros chilenos que permanecieron atrapados bajo tierra durante 70 días pero a quienes ya prácticamente se les ha olvidado y cuyo futuro no se ve muy prometedor, varios de ellos coincidieron en señalar que "hay que darle tiempo al tiempo".

 "Ellos están viviendo ahora mucho en función de lo que les pasó", señaló Ramón Sabella, y agregó que "no es fácil al principio reincorporarse en un trabajo difícil como el de minero".

 El viernes, a los 16 supervivientes de la Tragedia de Los Andes les recibirá el presidente chileno, Sebastián Piñera, en el Palacio de La Moneda, sede del Gobierno, donde le entregarán al mandatario una camiseta de rugby similar a la que usaban en 1972, firmada por ellos para agradecer a Chile el papel que tuvo en su rescate.

 También realizarán un emblemático encuentro de rugby entre equipos en donde los ya sesentones uruguayos jugarán con sus amigos chilenos y visitarán, además, algunas bodegas de vinos.

lunes, 1 de octubre de 2012

¿Es posible acabar con el miedo?


Un estudio demuestra que es posible, lo que podría ayudar a mejorar la ansiedad o las fobias 

 Un estudio de la Universidad de Uppsala en Suecia ha demostrado que el miedo puede ser borrado de la mente humana. Esto es posible siempre y cuando se actúe en el momento justo y con recuerdos recién formados. 

 Según Thomas Agren, investigador de la Universidad de Uppsala y líder de este nuevo estudio, "Sabemos que la amígdala cerebral es una estructura de vital importancia para centralizar el miedo y almacenarlo a largo plazo. Hemos sido capaces de demostrar que es posible borrar la huella de los recuerdos temerosos en la memoria de dichas amígdalas y debilitarlo al interrumpir el período de reconsolidación en el cerebro".

 Agren y su equipo emplearon una técnica de resonancia magnética funcional para observar los efectos del miedo en personas, y descubrieron que, después de un impacto traumático, su recuerdo y su reconsolidación se fija en la amígdala cerebral, al igual que pasaba con los ratones. 

 Para comprobar si el proceso de borrado era igual en humanos, el equipo de científicos analizó el comportamiento de un grupo de personas a las que se les presentó varias imágenes que les provocaban temor. Para activar sus recuerdos les mostraron estas fotografías repetidamente hasta interrumpir el proceso de consolidación. 

 "Los sujetos se mostraban conscientes hasta que recibieron el primer día el estímulo que les produjo el shock. A los cinco días del experimento, ya no mostraron reacciones de miedo al interrumpir el proceso de reconsolidación, ya que la memoria se hizo neutra y no incitó al miedo", asegura el investigador. 

 El trabajo demostró que este mecanismo de actualización de los recuerdos en el cerebro puede ser interrumpido de tal forma que la amígdala ya no reacciona al miedo. "Por qué un recuerdo se vuelve inestable no está claro. Posiblemente es un mecanismo de actualización de la memoria que nos ayuda a añadir nueva información a los recuerdos o cambiar su valor emocional", concluye Agren. 

 Según los científicos, esta investigación supone un gran avance para conocer más sobre la memoria humana y podría ayudar a mejorar los tratamientos de problemas como la ansiedad o las fobias.

Hallan un gen que causa sordera


El descubrimiento de la Universidad y el Hospital Infantil de Cincinnati (EEUU) servirá para nuevas terapias 

 Investigadores de la Universidad de Cincinnati y el Hospital Infantil del Centro Médico de Cincinnati, en Estados Unidos, han descubierto una nueva mutación genética responsable de la sordera y la pérdida de la audición asociada con el síndrome de Usher tipo 1. Estos hallazgos, publicados en 'Nature Genetics', podrían ayudar a los investigadores a desarrollar nuevas dianas terapéuticas para aquellos con riesgo de padecer este síndrome. 

 El síndrome de Usher es un defecto genético que causa sordera, ceguera nocturna y pérdida de la visión periférica a través de la degeneración progresiva de la retina. "En este estudio, hemos identificado el gen que causa sordera en el síndrome de Usher tipo 1, así como de la sordera no asociada con este síndrome, a través del análisis genético de 57 personas procedentes de Pakistán y Turquía", señala Zubair Ahmed, profesor de Oftalmología en Cincinnati e investigador principal de este estudio. 

 Ahmed explica que una proteína, llamada CIB2, que se une al calcio dentro de la célula, está asociada con la sordera en el síndrome de Usher tipo 1 y con la pérdida de audición no sindrómica. 

 "Hasta la fecha, las mutaciones que afectan a CIB2 son la causa genética más común y frecuente de la pérdida auditiva no sindrómica en Pakistán", señala el investigador, "sin embargo, también hemos encontrado otra mutación de la proteína que contribuye a la sordera en poblaciones turcas". 

 "En modelos animales, CIB2 se encuentra en los estereocilios del oído interno --células ciliadas que responden al movimiento fluido y permiten la audición y el equilibrio - y en las células fotorreceptoras retiniana-- que convierten la luz en señales eléctricas en el ojo, permitiendo la visión", explica Saima Riazuddin, del departamento de otorrinolaringología de la Universidad de California, que colabora con los investigadores de Cincinnati. 

 Los investigadores observaron que la tinción de CIB2 es a menudo más brillante en las puntas de las filas más cortas de estereocilios que en las filas de estereocilios más largas, que pueden estar implicadas en la señalización del calcio que regula la mecano-transducción eléctrica, un proceso por el cual el oído convierte la energía mecánica en una forma de energía que el cerebro puede reconocer como sonido. 

 "Con este conocimiento, estamos un paso más cerca de comprender el mecanismo de la transducción mecano-eléctrica y de la posibilidad de encontrar una diana genética para prevenir la sordera no sindrómica, así como la asociada con el síndrome de Usher tipo 1", concluye Ahmed.

Ciclistas en la jungla


España es líder europeo de accidentes con bicicletas implicadas Sus diferentes usos no están regulados en carretera. 

 Bridget Driscoll tenía 44 años y dos hijos cuando murió atropellada por un coche en Inglaterra. La máquina infernal que acabó con su vida circulaba a la velocidad “tremenda”, según el forense, de 7 km por hora. El conductor, Arturo Edsell, con tres semanas de experiencia, era quien pilotaba el coche de la compañía anglo-francesa Roger-Benz en una demostración del nuevo invento mecánico. “Nunca más volverá a ocurrir”, dijo el forense tras concluir la investigación, aunque Arturo fue absuelto al considerar el incidente como “una muerte accidental”. Fue la primera persona fallecida por el efecto de aquellos artefactos con motor de combustión que originaron a finales del siglo XIX una asociación en Francia llamada Liga contra el automovilismo y otra en EE UU conocida como Enemigos de las máquinas infernales. Tras el peatón llegó el ciclista. En 1899, en Nueva York, un coche atropelló a uno y le fracturó la pierna. El conductor pasó una noche en la cárcel y luego fue liberado por ser “un hecho accidental”. 

 Desde el principio, el coche fue considerado el futuro y la bicicleta, el pasado rural. La convivencia, en tales circunstancias, tenía necesariamente que ser difícil. En España no es pacífica. Víctor Cabedo, profesional del Euskaltel, ha sido el último ciclista atropellado y muerto en un entrenamiento. Samuel Sánchez, compañero de equipo y medalla de oro en los Juegos Olímpicos, relata su desconcierto: “Nunca sabes cómo acertar. Yo había entrenado con él en esa misma carretera en Castellón, por la que pasa como mucho un coche cada tres horas. Te parece una carretera segura por la poca densidad de tráfico, y ya ves...”. Y lo dice tras regresar de un entrenamiento en Asturias en el que se ha caído. “Llovía y la mezcla de aceite, lluvia y el frenazo del coche que me precedía me ha llevado al suelo. No ha sido nada, pero...”. Culpa de nadie, pero el miedo impera en los profesionales que entrenan y amateurs que circulan por carretera. 

 No en vano España ha incrementado entre 2009 y 2010 el 20% el nivel de fallecidos en accidentes entre ciclistas y coches, tras haber experimentado un descenso en los años anteriores de un 39%, según un estudio de la Fundación Mapfre sobre seguridad vial. 

 Lo cierto es que lidera el ránking europeo de accidentes con ciclistas implicados, 3.600, una cifra que a veces se quiere explicar por el incremento del uso de la bicicleta en las ciudades “pero que no se soporta por sí misma”, según Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados. “Hace 50 años también había un parque menor de coches en España y, sin embargo, ahora, con muchos más vehículos, la siniestralidad se ha reducido. El volumen de coches y bicicletas no es la causa”, dice. 

 En España hay aproximadamente tres millones de usuarios de bicicleta, una cifra infinitamente menor a la de países donde la bicicleta es la reina y está insertada en la sociedad como elemento de transporte, y no solo lúdico o deportivo. Holanda es la campeona de Europa en la adoración a la bicicleta. “Allí”, dice Samuel Sánchez, “el respeto máximo es a la bicicleta más que al ciclista. Allí te pitan si te sales del carril bici, para que te protejas, y jamás te adelantan si no es el momento apropiado. Para ellos la bicicleta es un elemento más de la carretera como medio de transporte, como actividad deportiva o lúdica. En España aún no hay una cultura de que el coche puede frenar, esperar y acelerar en apenas unos segundos. A los ciclistas eso mismo nos cuesta un mundo. Por no hablar del rebufo que deja un coche cuando te adelanta. Los conductores no saben que el rebufo te puede tirar”. 

 Hay más elementos descontrolados. Al prometedor ciclista Antonio Martín, fallecido en 1994, se lo llevó de este mundo un adelantamiento de un camión que le golpeó con el espejo retrovisor. Un automovilista veterano recuerda: “Mi problema con el furgón que tengo es que la altura de los retrovisores es equivalente a la de la cabeza de un ciclista o un motorista. Cuando adelantas tienes que pensar no solo en el rebufo sino en la posibilidad de golpearle con el espejo”. 

 “Lo que hay que resolver en España es la organización de la bicicleta en las carreteras”, afirma Arnaldo. “Hay que separar lo que es la actividad ciclista deportiva, la urbana, como medio de transporte, y la lúdica. Y aquí todo se ha acumulado. Hoy en día un niño de siete años podría circular por una autovía [está permitido], cuando la autovía es una carretera para desarrollar altas velocidades. El afán por divulgar el uso de la bicicleta ha llevado a extremos insospechados de confusión. Hay que prever los distintos usos de la bicicleta y considerar que las carreteras son de todos, pero tienen usos distintos y la racionalidad de los mismos tiene que ser distinta. Hay que prever las bicicletas en la urbe o en la carretera como hay que prever la circulación de jinetes, o de ganado o de peatones, porque no hay usos exclusivos. Y ahí es donde falla la legislación española, amén de tener tantas reglamentaciones distintas como ordenanzas municipales. Hace falta una reglamentación de circulación única”, asegura. “Hay municipios donde se puede circular en grupo y municipios donde no. No puede ser”. 

 La Dirección General de Tráfico está trabajando en la reforma del Reglamento de Circulación que podría incluir la utilización del casco en las vías urbanas, como ya ocurre en las carreteras generales. Las asociaciones ciclistas se oponen porque consideran que eso desincentivaría el uso de la bicicleta en la ciudad y para ello buscaron el apoyo de los grupos parlamentarios ante la iniciativa del Gobierno. Sin embargo, casi la tercera parte de los ciclistas fallecidos en 2010 lo fueron en carreteras urbanas y secundarias, donde quizás el casco pudiera haber evitado algunas muertes. Ese es el debate. Arnaldo cree que “hay que huir de los grupos de presión, sean los que sean, y aplicar criterios formativos y organizativos”. 

 La bici se ha puesto de moda, pero la conciencia no se ha ajustado a la moda. “A mí ya me ha ocurrido tener que salir corriendo porque un camionero se bajó con una llave inglesa porque le criticamos su actitud en la carretera”, recuerda un exciclista profesional. “Tuvimos que salir esprintando porque aquello pintaba muy mal y durante unos días no volvimos por esa ruta, no fuera que el camionero la frecuentara”. La alternativa natural son los carriles bici. Pero el problema es la financiación. “El kilómetro sale muy caro, el ejemplo es Londres, a la que le salió a 170.000 euros el kilómetro y, en estos momentos, la financiación es complicada. Es lo ideal, pero es caro . 

 El aumento de accidentes en España no cabe atribuirlo solo a las máquinas de cuatro ruedas. “Es verdad que a veces los ciclistas tampoco saben rodar como se debe en una carretera y convierten la indefensión en su único argumento”, dice Samuel Sánchez. 

 Los datos explican en cualquier caso que es mejor ser holandés que español cuando de andar en bici se trata; que, como decía Fernando Fernán Gómez en su obra de teatro Las bicicletas son para el verano, no parece el mejor eslogan para la DGT teniendo en cuenta que julio es el mes con más siniestralidad ciclista en las carreteras y que las secundarias, presuntamente menos densas, no son las más seguras. 

 Las soluciones son complejas. Más que por la normativa, los afectados apuestan por el intangible de la cultura y la conciencia. 

 “Hay que diversificar las soluciones según el uso de las carreteras y de la bicicleta”, afirma Arnaldo. “Es curioso, pero igual hay que hacer como en Holanda, donde se respeta la bicicleta como concepto. Pero es que allí es un elemento de transporte, de vida cotidiana. Y en España, no”, intuye Sánchez, que como todos los ciclistas profesionales tienen más miedo a entrenar que a disputar carreras profesionales, más controladas aunque tampoco exentas de riesgos. 

 La realidad y el deseo se enfrentan. De un lado, el espíritu verde exige más uso de la bicicleta, pero el espíritu gris de la realidad devuelve a un panorama sombrío donde el coche es el rey de la carretera, hecha a su medida, donde la bici, el tractor, el jinete, el ganado, son un obstáculo. “Nosotros a veces huimos de determinadas rutas, adecuadas para el entrenamiento, por su grado de peligrosidad o de aquel camionero irascible”, recuerda el exciclista. 

 Consideran los ciclistas que a diferencia de la calle, ya de todos, las carreteras aún no son comunitarias y las jerarquías se imponen. Los ciclistas solo ganan a los peatones en el lamentable ránking de los perdedores. Si Bridget Driscoll levantara la cabeza...

¡Respeto! 
 PEDRO HORRILLO 

Es el tema de siempre, la eterna cuestión cuando a la hora de salir a pedalear a la carretera se trata: la seguridad. Y da lo mismo que seas un profesional que sale a hacer su trabajo, un cicloturista que salga a disfrutar de su afición, o un ciclista urbano que utilice la bicicleta como medio de locomoción. Es la jungla, los peligros acechan donde menos te lo esperas, y si hay alguien que sale perdiendo, ese siempre vas a ser tú. El ciclista sale a disfrutar de la bici tratando de esquivar las situaciones de conflicto, buscando carreteras poco transitadas y huyendo de las grandes aglomeraciones, pero a nada que haga los kilómetros suficientes, siempre se encontrará con algún conductor que se tome la cuestión como una auténtica guerra. 

La gran mayoría de los ciclistas somos además conductores. Y cuando circulamos en un vehículo de motor y nos encontramos con una bicicleta, tenemos empatía, pues sabemos bien cómo se vive todo eso desde las dos ruedas. Así que por norma general tratamos de respetar las normas para que la carretera sea un espacio de convivencia. Pero hay conductores —una minoría, es cierto, pero raro es el día en el que no te encuentras con uno de ellos— que sienten auténtica fobia por los ciclistas y que se encargan de demostrártelo con maniobras intimidatorias —cierres, volantazos, frenazos, violentos toques de claxon— que pueden suponer un grave riesgo para tu integridad. Muchas veces además, como sucede con respecto al hecho de circular en paralelo, desconociendo por completo las normas y tomándose la justicia por su mano. Justicia del poderoso; el de las cuatro ruedas con la carrocería de chapa, contra el débil —siempre el ciclista— cuya carrocería es su propia piel. 

Y yo lo veo como un problema de educación y civismo, pues aún hay gente que piensa que la carretera es para los vehículos de motor, y las bicis que se vayan a otra parte, sin importarles para nada el dónde y mucho menos preguntarse el porqué. El metro y medio de separación a la hora de adelantarnos, es una norma que rara vez vemos que se cumple. A pesar de que los conductores están autorizados a pisar la raya continua en el caso de que sea necesario, pero eso hay muchos que no lo saben. El circular en paralelo —es por vuestra seguridad, nos recuerdan en las cuñas radiofónicas de concienciación— se convierte en el caballo de batalla diario con conductores que desconocen por completo la normativa. El uso de los intermitentes por parte de algunos conductores es nulo. En las rotondas, muchos no saben que un grupo de ciclistas se considera un conjunto en sí mismo; si el primero tiene prioridad, la prioridad permanece hasta que cruza el último, pero hay conductores que o bien lo desconocen, o a los que les puede la urticaria de que uno sin motor y con dos ruedas se le adelante a él con su todopoderoso vehículo de muchísimos caballos. Y que decir de los trayectos urbanos en los que estás expuesto a que la puerta de un vehículo se abra delante de tu morro… 

Así se vive esta guerra —en la que nosotros los ciclistas no queremos participar, pero no nos queda otra que cumplir con nuestro papel de víctimas— desde la bici. Y los ciclistas no somos ningunos santos, también cometemos nuestras imprudencias, pero ese no es argumento suficiente para que tengamos que pagarlo con nuestro pellejo, como algún conductor cree. Hace poco, a cuenta del desgraciado fallecimiento de Víctor Cabedo, leía a Óscar Pereiro: “Cuando sales a entrenar siempre tienes la duda de si volverás”. Es así de triste, pero rigurosamente cierto. Con el tiempo asumes que ese riesgo está ahí y que tienes que tomarlo como precio a pagar por tu afición. Pero prefieres obviarlo y no pensar demasiado en ello, pues en caso contrario, se te quitan las ganas de salir un día más a la carretera. Pero no, seguiremos haciendo lo que nos gusta, que es andar en bici, alzando la voz cada vez que esté en nuestra mano: tan solo pedimos respeto, ni más ni menos. No parece mucho pedir, pero sí que lo es viendo el trabajo que a algunos les cuesta respetarnos. 

Pedro Horrillo es exciclista profesional.

sábado, 22 de septiembre de 2012

El anticonceptivo perfecto no existe


Un estudio constata que el anillo y el parche causan más trombos que la píldora. Los expertos coinciden en que todos los métodos son seguros, pero el ideal todavía no ha llegado 

 Un estudio publicado recientemente en el British Medical Journal volvió a abrir el debate: los dispositivos anticonceptivos hormonales, como el parche y el anillo vaginal, causan más trombos que las píldoras. El estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Copenhague, que siguió durante una década a 1,6 millones de mujeres de 15 a 49 años, concluye que las que usan anticonceptivos orales con el principio activo levonorgestrel tienen tres veces más riesgo de sufrir trombosis venosas que las que no usan métodos hormonales. Y este riesgo es hasta 7,9 y 6,5 veces superior en las mujeres que emplean parches transdérmicos o anillos vaginales. 

 La evidencia de que los métodos hormonales presentan algún riesgo más que los que no llevan hormonas y que, entre los hormonales, hay algunos que tienen más riesgos que otros está ya contrastada por decenas de estudios. La cuestión es, ¿son esos riesgos lo suficientemente altos como para cuestionarse el uso de estos métodos en mujeres sanas? Los expertos consultados creen que no, aunque con matices. 

 “Cuando todos tienen muy pocos riesgos, el que menos tiene no es casi de importancia. Entre el 0,01% de problemas y el 0,02%, la diferencia en términos totales es muy pequeña: 1 por 10.000 frente a 2 por 10.000. Es muy raro el problema, aunque uno tenga el doble de riesgo que el otro”, advierte Lorenzo Arribas, médico de familia en el centro de salud del barrio granadino de La Chana y miembro del grupo de la Mujer de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. En su opinión, la anticoncepción hormonal “tiene muchas más ventajas que inconvenientes”. “Es mucho mayor el bien que le hace a la mujer que el daño potencial”. 

 En eso coinciden los médicos consultados. Ventura Serrano, de la Asociación Española de Ginecología y Obstetricia, recuerda que hace unos años vio a una mujer de 22 años con una trombosis causada por un método anticonceptivo hormonal. “Eso pasa”, admite. Pero los riesgos de emplear estos métodos son menores que los de no emplearlos. “El trauma psicológico de un aborto, de una interrupción voluntaria de embarazo, supera a los posibles efectos secundarios de los métodos hormonales”, apunta Serrano. 

 Cuando acuden a una consulta para que le aconsejen un anticonceptivo, a las mujeres les preocupan los efectos secundarios. Aunque, según los médicos consultados, lo que buscan, sobre todo, es eficacia. Otra de las prioridades suele ser que sea “cómodo”, apunta el Luis Enrique Sánchez Acero, médico experto en planificación familiar y presidente de la Federación de Planificación Familiar Estatal. Su experiencia es que en más de la mitad de los casos la mujer llega con una idea previa de lo que quiere. “Un 40% viene a que le asesoremos”, dice. Y el 70% de las pacientes acude sola a la consulta o acompañada por una amiga, sobre todo las más jóvenes. Apenas el 30% va con su pareja, afirma Sánchez Acero, que advierte de que para los casos en los que la pareja opta por el preservativo sería conveniente que acudiera el hombre para que se sienta corresponsable y explicarle su uso correcto. 

 Las mujeres siguen cargando con la mayor parte del peso en la elección y uso del método anticonceptivo, pero los últimos datos del teléfono de información sexual del Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ) indican que algo está cambiando. Por primera vez desde que se creó, en 1994, en el primer semestre de este año han llamado más hombres que mujeres. 50,1% frente a 49,9%. “Hace 10 años el porcentaje era 70% de llamadas de mujeres y 30% de hombres”, señala Raúl Perales, director del IAJ. “Es un dato positivo, demuestra que hay más corresponsabilidad”. 

 Los teléfonos de la Junta (901406969 y 955035052) han recibido en el primer semestre de este año 4.116 llamadas, un 30% más que el año pasado. Y hay un dato llamativo: el 25% de las consultas llegan desde fuera de Andalucía. Los recortes han terminado por llevarse por delante los teléfonos similares que había en algunas comunidades y ya solo Andalucía y Canarias cuentan con este servicio. “Los datos demuestran que es un servicio demandado”, sostiene Perales. 

 El teléfono de información sexual del IAJ recibe llamadas (y consultas por correo electrónico) de personas entre 12 y 60 años, aunque la mayoría tiene entre 19 y 30. Las preguntas sobre anticoncepción hormonal ocupan el segundo puesto de la tabla de las dudas más frecuentes, por detrás de las infecciones de transmisión sexual. Pero entre las mujeres, la anticoncepción hormonal es la primera causa de llamada (1.439 en el primer semestre). 

 Marisa Díaz, psicóloga clínica y sexóloga, es una de las tres personas que resuelven las dudas que llegan por teléfono o correo. Las dudas sobre anticoncepción son frecuentes y variadas, constata. “He olvidado tomar la píldora anticonceptiva, ¿qué debo hacer?”. “¿Qué diferencia hay entre olvidarla la primera semana, la segunda o la tercera?”. “Me quité el anillo vaginal para tener relaciones y olvidé ponérmelo”. Díaz empezó a trabajar en este servicio cuando se creó, hace 18 años, y asegura que la irrupción de Internet ha revolucionado la información sexual. “Internet tiene un papel muy importante en el tema de anticoncepción. Es básico para la información. Pero también para la desinformación, encuentras muchas informaciones contradictorias”. 

 Con todo, la sexóloga asegura que los jóvenes, y también los adultos, “están cada vez más informados” sobre el uso de métodos anticonceptivos. “La idea de que los jóvenes son alocados no se corresponde con la realidad. Se preocupan y se ocupan de usar un método anticonceptivo. Otra cosa es que surjan dudas”. El día que más llamadas recibe el teléfono es el lunes. Y el perfil más frecuente del usuario, el de un joven universitario entre 25 y 27 años. “Y no es que los universitarios tengan más dudas que los otros. Es que son conscientes de que tienen esas dudas”, advierte Díaz. “Para dudar hay que tener información”. 

 Estudios como el realizado por la Universidad de Copenhague siempre agitan al sector. Para unos, crean alarma con escaso fundamento; para otros, constatan lo que ya se intuía. Lorenzo Arribas es de esta opinión y defiende estos trabajos. “Son valiosos, han seguido a muchas mujeres muchos años. Y los resultados no son sorprendentes”, advierte. “Hace años que se sabe que los preparados hormonales combinados (los que llevan dos hormonas: píldoras, anillos o parches) pueden dar algún problema, el más relevante la trombosis venosa, en determinados casos”. 

 Partiendo de que todos los métodos son, “en general, seguros”, Arribas llama la atención sobre los que llevan gestágenos de segunda generación, los “más antiguos”, que han demostrado tener menos riesgos para la salud (causan menos trombosis venosas) que la combinación de hormonas que llevan las píldoras más modernas. Sin embargo, en España se han impuesto estas últimas. “Los métodos más usados en España no son siempre ni los más eficaces ni los más seguros para la salud”, asegura. En algunos países, como en Holanda, no ocurre así: “Cuando saltó la alarma de que los preparados nuevos podían dar más problemas se cambiaron en gran medida por los otros”, apunta el médico. 

 En España, los expertos coinciden en que la industria ha sabido situar los productos que le interesaba vender. “Es un mundo complejo en el que hay muchos intereses en juego”, señala Ventura Serrano. El doctor Arribas alude también a esos “intereses” de mercado que pueden inclinar la balanza a favor del uso de un método. “La campaña para la comercialización del anillo vaginal ha sido muy importante. Sabiendo esto se entenderá que haya críticas a los artículos que cuestionen algo de este método”, señala. 

 Como en todos los sectores, las empresas intentan impulsar los métodos que le reportan más beneficios. “¿Por qué no se habla del DIU, que es más eficaz? El DIU de cobre solo falla el 0,8% de las veces y el DIU de levonorgestrel el 0,2%”, advierte Arribas, firme partidario de los anticonceptivos reversibles de larga duración, como el DIU y el implante subcutáneo. En su opinión, son los métodos más eficaces, los que menos fallan y los más seguros para la salud de las mujeres. Además de los que ofrecen mejor relación “coste-efectividad”. “Con el DIU de cobre, por unos 40 euros hay anticoncepción por 10 años. El anillo vaginal, el parche y algunas píldoras suponen un gasto de 20 euros al mes”. 

 El doctor Sánchez Acero admite que la industria “tiene mucha capacidad de presión sobre los médicos”. “Pero los médicos tenemos también la información para saber que todos los métodos son seguros y utilizables. No tenemos que inclinarnos más hacia uno u otro. Desde la industria nos informan y nos visitan, pero debemos tener nuestro criterio”, sostiene. 

 Algunos médicos tienen una preferencia concreta a la hora de prescribir un método, mientras que otros dejan que la mujer elija, siempre y cuando el que prefiera no esté contraindicado en su caso. Aunque los riesgos sean bajos, los problemas derivados de los métodos con hormonas crecen cuando la mujer presenta alguna patología como diabetes, obesidad o es fumadora. En estos casos, conviene evitar estos anticonceptivos. Por eso lo primero que se suele hacer es valorar los antecedentes clínicos personales y familiares. Y lo segundo, mirar las circunstancias y las necesidades de la paciente: desde su edad y su forma de vida, al tipo de relación de pareja que mantiene. 

 Ezequiel Pérez Campos, miembro del Grupo Daphne y director de la Sociedad Española de Contracepción, cree que ningún método es “especialmente mejor o peor”. Si lo que se busca es eficacia, los estudios constatan que ganan los hormonales y los intrauterinos. Algo más abajo queda el preservativo que, por otra parte, tiene a su favor que es el único que previene de las enfermedades de transmisión sexual. En España es el elegido por el 35,6% de las parejas, según la última encuesta realizada por Bayer y el Grupo Daphne. Le sigue lejos la píldora, con el 16,3% de uso, un porcentaje bajo en comparación con otros países europeos. 

 Ventura Serrano está convencido de que “no existe el método ideal”. Hay mujeres que entran en su consulta y le dicen: “Hágame unos análisis y deme la píldora ideal”. Él siempre contesta lo mismo: “Olvídese”. “La que a una mujer le va bien, a otra no”. “Salen píldoras nuevas todos los días porque no hay una ideal. Todos los laboratorios pretenden coger ese mercado: encontrar un método que evite la ovulación y que tenga síntomas secundarios cero. Eso no existe”, insiste Serrano. “La están buscando, pero es posible que nunca exista porque todo es artificial”.

El caso Utermohlen

Autorretrato de 1965, antes del alzhéimer, y otro de 1999. / WILLIAM UTERMOHLEN


Los autorretratos que William Utermohlen pintó tras serle diagnosticado alzhéimer ayudan a comprender el desarrollo de esta dolencia 

 William Utermohlen nació el 4 de diciembre de 1933 en South Philadelphia (USA) en una familia de origen alemán. Estudió desde 1951 a 1957 en la Pennsylvania Academy of the Fine Arts, una de las academias de arte más prestigiosas de Estados Unidos, y más tarde en la Ruskin School of Drawing and Fine Art de Oxford, en Inglaterra. Desde muy joven mostró una clara tendencia por el arte. Le encantaba pintar, especialmente personas. Es en el Reino Unido donde desde 1957 desarrolla su obra pictórica. A lo largo de su carrera abordó diferentes temáticas y estilos, y realizó numerosas exposiciones de pintura a lo largo de Europa y Estados Unidos. 

 En 1995, con 61 años de edad, es remitido a la consulta del Grupo de Investigación en Demencias del Instituto de Neurología del University College de Londres para la evaluación de un posible deterioro cognitivo. Según la información ofrecida por su esposa, Patricia, los problemas de William se inician aproximadamente cuatro años antes, cuando comienza a presentar dificultades para abrocharse el cuello de la camisa. Su esposa describe además problemas en el manejo del dinero, problemas de memoria y pérdida de habilidades para la escritura. A William se le ve triste, deprimido y ausente, y no presta atención a lo que le rodea. En la evaluación que se le realiza se constata un deterioro moderado en múltiples áreas relacionadas con su funcionamiento cognitivo, y la resonancia magnética revela una atrofia cerebral generalizada. A William Utermohlen le fue diagnosticada una probable enfermedad de Alzheimer con 65 años de edad. Evaluaciones posteriores realizadas reflejaron un mayor deterioro progresivo de su funcionamiento cognitivo y una atrofia generalizada en su cerebro. 

 Diversos medios, tanto científicos, como la revista británica The Lancet (que publica su caso) o la estadounidense Neurology, como periodísticos, como The New York Times o la BBC, entre otros, han prestado atención al caso de William Utermohlen en particular, así como a la relación entre arte y demencia en general. Entienden que la producción artística durante la enfermedad puede revelar aspectos interesantes tanto de la propia dolencia como de la experiencia personal de lo que es “vivir”, en el caso de William, con la enfermedad de Alzheimer. En el caso que nos ocupa existen otros elementos esenciales, como son, por una parte, el hecho de que su mujer, Patricia, sea historiadora de arte y cuidadora de su marido, porque a través de ella ha llegado un amplio material relacionado tanto con su actividad artística como con la evolución de su enfermedad, y por otra parte, el hecho de que aceptaran que se estudiara el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer desde un punto de vista interdisciplinar, incluyendo, y esta es la novedad, los trabajos artísticos que producía durante el desarrollo de la misma. 

 Desde el momento del diagnóstico, la mayor parte de la producción artística de William Utermohlen se centra en la realización de autorretratos, “género” que ya había cultivado a lo largo de su carrera y que supone un esfuerzo de observación personal. A través de los mismos (realizados entre 1995 y el año 2000) se puede hacer un “seguimiento” de la evolución de su enfermedad, analizando los cambios en su pintura, y se puede intentar conocer y comprender, además, cómo fue la vivencia de su enfermedad. Un autorretrato realizado en 1967 puede servir de base para el reconocimiento de sus habilidades artísticas, de su precisión, expresión de emociones, originalidad… y, en definitiva, de la calidad de su trabajo creativo antes de su enfermedad. 

 El análisis de los cambios que se aprecian (algunos dirían “errores”) en la pintura de William Utermohlen a lo largo de su enfermedad es muy complejo, y seguramente aventurado y quizá poco riguroso. Qué se debe a una decisión propia del artista y qué o cuánto a la mella que la enfermedad hace en su cerebro es difícil de ponderar. Teniendo esto en cuenta y con el apoyo de la información publicada sobre su caso, se puede hacer una primera aproximación. Si se presta atención a la serie de autorretratos, se observa un cambio rápido y generalizado en las habilidades artísticas, indicativo del proceso neurodegenerativo e inexorable que William Utermohlen padece. William, en estos cinco años, va perdiendo paulatinamente la capacidad de representación espacial, las relaciones entre rasgos y objetos, entre proporción y perspectiva. Se simplifica e incluso desaparece el fondo de los cuadros. El color desaparece y, como si de una metáfora de la enfermedad se tratara, pasa de vivir y expresar la vida en color, a existir y comunicarla en blanco y negro. El manejo del pincel se vuelve más burdo, más tosco y, al final, produce líneas hechas con un lápiz. 

 Un año de desarrollo de la enfermedad separa cada uno de los cuadros. Un año donde el declive de sus habilidades visuoespaciales, visuoperceptivas y visuoconstructivas es cada vez más evidente. En el cuadro pintado en 1997 se pueden apreciar los primeros signos de dificultad en la representación de los rasgos de la cara, tanto de su estructura como de la relación entre los mismos. Pinta de manera más burda, y tanto su memoria como su motivación, atención y reconocimiento visual están ya alterados, y por eso su pintura resulta más tosca y menos elegante. Al año siguiente, en 1998, cuando William tiene 65 años, estos cambios son más pronunciados: existe una clara alteración del sentido de la proporción en los ojos especialmente, y el fondo del cuadro, el contexto del mismo, ha desaparecido. 

 En 1999, el deterioro de sus habilidades constructivas es más evidente, los rasgos faciales aparecen juntos, borrosos y extrañamente (des)conectados. Un año más tarde, en 2000, William ya había abandonado la pintura al óleo y trabajaba con lápices. En este autorretrato, solo los principales rasgos de la cara son reconocibles y la división de la misma está formada por una continuación de la mandíbula, que casi se pliega sobre sí misma. La enfermedad de Alzheimer hace desaparecer “el rostro de William”, que se pierde entre las neuronas dañadas. 

 ¿Cómo habrá sido la experiencia de la enfermedad para William Utermohlen durante estos cinco años? ¿Podemos imaginarla a través de sus autorretratos? Según el testimonio de su mujer y cuidadora (e historiadora del arte) y del análisis que otros críticos y especialistas han formulado sobre su obra, es casi seguro, como diría Laín Entralgo, que William sintió amenazada su integridad física y psicológica, amenazada por la soledad, incomunicación, invalidez, pérdida de su yo, proximidad de la nada. En el primer autorretrato de 1996 se puede observar una mirada dura, posiblemente enojada, indignada. Un hombre que ve cómo su mundo se contrae, se hace más pequeño, se limita, se reduce y nos mira e interroga desde detrás de los barrotes de esa cárcel, que es la enfermedad de Alzheimer. La mirada de William tiene todavía fuerza, aunque también se aprecia desasosiego y posiblemente miedo. Miedo que acompaña siempre a la enfermedad, y sobre el que, a buen seguro, como sobre otras emociones, nunca jamás le preguntaron. Miedo, que es hermano del sufrimiento y la desesperación. 

 En 1997, su rostro refleja una mirada perdida, extraviada, perpleja, extrañada. Incapaz de encontrarse a sí mismo dentro de sí mismo, su vida es un encuentro constante con lo desconocido, donde no puede expresar la naturaleza de su terrible experiencia. Si comparamos este autorretrato con el del año anterior, se puede apreciar que su rostro ha perdido vigor. En la medida en que los rasgos van suavizándose y la mirada perdiendo vivacidad, William va invisibilizándose y con él se pierden sus deseos, necesidades y expectativas. Casi tres años después del diagnóstico, en 1998, su pintura no es tan refinada y precisa, aunque a pesar de eso el cuadro transmite intensamente la tristeza, ansiedad, resignación y debilidad que emanan de su rostro. Sin embargo, en los dos últimos autorretratos (1999 y 2000), hechos casi cinco años después del diagnóstico, los rostros aparecen a la vez casi borrados, demolidos, desestructurados. Como decía su esposa, “es como si William hubiera asimilado su destino en su pintura: subsistir mientras desaparece”.

 Como sucede en los cuadros de William Utermohlen, la enfermedad de Alzheimer decolora y desfigura a la persona que la padece. Éste es su proceso. La deshace, en la medida en que su cerebro va muriendo, la fragmenta y destroza. El día 21 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Enfermedad de Alzhéimer. El caso de William y Pat Utermohlen puede servir para comprender mejor esta enfermedad, así como entender el sufrimiento de las personas que lo padecen y de sus cuidadores. Mientras que la atención e investigación trabajan en silencio, para mejorar la vida de los que la sufren e intentar detener el avance de la enfermedad y si es posible su curación, es necesario que la sociedad sea consciente de las necesidades de estas personas y se solidarice con ellas. Dejando de lado, como dice Albert Jovell, la “soberbia del sano”, debemos cortar los barrotes que encierran la figura de William Utermohlen en el cuadro que pinta en 1996. Esos barrotes verdes, que encierran a William en su enfermedad, y que significan tanto las barreras que la enfermedad conlleva como las que la sociedad y sus ciudadanos ponemos a las personas que sufren demencia y a sus cuidadores. William Utermohlen es, además de todo lo anterior, un notable testimonio de la capacidad humana y creativa que tienen las personas que sufren demencia. 

 Javier Yanguas es director de I+D de la Fundación INGEMA-Instituto Gerontológico Matía