miércoles, 16 de noviembre de 2011

Muerte y resurrección de un pianista de jazz


Fred Hersch, uno de los mejores improvisadores de su generación, actúa hoy en Madrid tras superar un coma


"Sé que algunos me miran como un bicho raro. Me da igual lo que digan de mí: no soy raro. Soy un milagro". Hersch, de 56 años, tiene motivos para sentirse agradecido. Uno de los contados músicos de jazz en reconocer públicamente su condición de homosexual, en 1986 le fue diagnosticado sida. En 2008 años más tarde, el virus viajó hasta su cerebro: "Si solo hubiera acudido al hospital ocho horas más tarde no lo hubiera contado". En cuestión de minutos, Hersch entró en estado de demencia: "Estuve en coma durante dos meses, la mayor parte del tiempo, totalmente inconsciente. Tuvieron que atarme a la cama porque comencé a arrojar objetos, me pusieron metadona para tranquilizarme...".

Para entonces, nadie podía estar seguro de si el pianista sería capaz de volver a comer o caminar por sí mismo: "Durante los ocho meses siguientes no fui capaz de ingerir comida, perdí la voz, no podía escribir ni hacer una llamada, no podía hacer absolutamente nada. Estuve sometido a diálisis, me practicaron una traqueotomía...".

A comienzos de 2009, los amigos del pianista recibieron una carta remitida por el susodicho. Después de un año "extraordinario, desafiante y aterrador", Hersch anunciaba su regreso paulatino a la actividad: "Me ocurrió algo curioso y es que empecé a recordar una serie de sueños que había tenido mientras estaba en coma. Eran sueños muy específicos, olores, visiones... De repente, sentí la necesidad de escribir una música basada en esas alucinaciones". Resultado de aquella experiencia es My coma dreams, un espectáculo multimedia.

Tres años después de su annus horribilis, Fred Hersch afirma tajante: "Se supone que yo no debería estar vivo en estos momentos, y eso marca. Me siento más fuerte que nunca. A mi edad, y después de todo lo que he pasado, me importa un comino lo que los demás piensen de mí".

Curioso: el maestro del 90% de los pianistas de jazz contemporáneos, de Brad Mehldau a Ethan Iverson (The Bad Plus), Bruce Barth o Rachel Z, se declara enemigo acérrimo de cualquier sistema de aprendizaje que no pase por la experiencia. "Yo aprendí tocando con otros músicos y escuchando discos y tratando de entender por mi cuenta de qué iba el asunto. Nunca he tenido un profesor". El futuro genio del jazz se estrenó tocando las melodías de los dibujos animados: "A los tres años tocaba en el piano las canciones de la televisión y a los 12 compuse mi primera sinfonía. Siempre he tenido un buen oído".

Incapaz de permanecer "ni un minuto más" en Cincinnati, en 1975 ingresó en el New England Conservatory de Boston, donde se quedó el tiempo necesario antes de trasladar su residencia al apartamento de Manhattan en el que reside desde entonces: "Cuando llegué a Nueva York decidí que iba a tocar todo lo que se me pusiera a tiro, y lo hice. Toqué con cantantes no demasiado buenos, por decirlo suavemente; en espectáculos para judíos, bodas, fiestas privadas, after hours... quería acumular experiencia. Hasta que me llamó Sam Jones. A partir de ese momento, todo vino rodado. Me recomendó a Art Farmer, que me recomendó a Joe Henderson, y este a Lee Konitz, Stan Getz, Charlie Haden...".

En 2006, Hersch se convirtió en el primer pianista en la historia del legendario Village Vanguard neoyorquino en actuar durante una semana sin acompañamiento: "Fue algo casual. Resulta que mis contrabajistas habituales tenían problemas con sus vuelos". Fred Hersch alone at the vanguard fue grabado de un tirón, la noche del 5 de diciembre de 2010: "Grabamos los 12 pases durante la semana pero, al final, lo que se escucha en el disco es el pase número 12 tal cual salió, sin cortes ni añadidos". El repertorio sorprende por su variedad: de las baladas "especialidad de la casa" -"es el test de tu carácter"- a los temas de inspiración brasileña y las composiciones originales con dedicatoria incluida (a Bill Frisell, Lee Konitz y Robert Schumann).

Historias de superación musical

Fred Hersch no es el único músico en volver por la puerta grande tras ser deshauciado por la medicina:

- Robert Wyatt. Durante una fiesta de Pink Floyd, el batería de Soft Machine cayó de un cuarto piso. Parapléjico, volvió a escena como cantante y trompetista ocasional con la obra maestra Rock bottom (1974). Desde entonces, ha mantenido una prolífica carrera.

- Edwyn Collins. Sufrió en 2004 un grave accidente cerebrovascular. Apenas podía moverse ni hablar. Su recuperación, recogida en sus memorias Falling and laughing, ha sido una de las más asombrosas del pop reciente. El último disco del músico se contó entre los mejores de 2010.

- Curtis Mayfield. Una de las voces más legendarias del soul, Mayfield se quedó paralítico cuando una torre de luz le cayó encima el 13 de agosto de 1990. Después de aquello, grabaría un último disco, New world order, antes de su muerte, en 1999.

- Django Reinhardt. A los 18 años, el guitarrista sobrevivió a un incendio. Perdió dos dedos de una mano y los médicos dijeron que no volvería a tocar. Pasó a la historia como uno de los mejores instrumentistas del jazz.

Mapamundi del sexo


Una serie documental recorre las relaciones eróticas de 23 países


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo se realizan más de cien millones de actos sexuales, casi 65.000 por minuto. Los japoneses son quienes menos sexo practican al año, mientras que los brasileños lo prefieren a un aumento de sueldo. La sofisticación de los juguetes eróticos alcanza cotas inimaginables y las muñecas sexuales -que Berlanga retrató en su película Tamaño natural- pueden llegar a costar más de 4.000 euros. Pero para fantasía original la que han desarrollado en Estados Unidos los llamados furries, personas que para conseguir placer sexual se visten de pies a cabeza como su animal favorito y acometen las relaciones sin quitarse el disfraz.

Estas son algunas de las cuestiones que abordará Sex mundi, la aventura del sexo, una serie en alta definición, que representa la sexualidad, el erotismo y las relaciones humanas en diferentes culturas del mundo. Esta producción de Plural Entertainment (Cheers, 11-M), que hoy (23.00) estrena Odisea (dial 60 de Canal +) pretende ser "una enciclopedia erótica audiovisual solo para adultos", explica Roberto Blatt, director general de la cadena de documentales. Blatt, que define la serie de "completa, inteligente, entretenida y picante", asegura que los placeres carnales "comparten un lugar común" y no saben de idiomas ni de fronteras.

A lo largo de 15 capítulos se recorren 23 países con el fin de reflejar "la situación actual de la sexualidad desde el punto de vista biológico, antropológico, social, religioso cultural y filosófico", explica Tania Estévez, una de las guionistas, que señala que Marruecos e Israel fueron los países con más tabúes y los que que más trabas pusieron al rodaje. La monogamia, el fetichismo, el negocio del sexo o la búsqueda de pareja son algunos de los asuntos que tratará Sex mundi. La serie también revela cómo en China, los padres buscan pareja para sus hijos en determinadas calles o plazas como si de un mercadillo se tratara. O como en España se celebran las fiestas Goa, masivas reuniones en las que abunda el sexo fácil y sin exigencias. Sex mundi cuenta con la participación de los filósofos Gilles Lipovetsky y Michel Onfray; el dibujante erótico italiano Milo Manara o la antropóloga estadounidense Helen Fisher.

Asimismo, intervienen personajes cuyo trabajo está relacionado con el mundo de sexo, como el actor de películas X Nacho Vidal, aunque, como advierte Blatt, Sex mundi no se regodea en "las imágenes pornográficas".

lunes, 14 de noviembre de 2011

Las últimas horas de Amy Winehouse


Los análisis lo dicen: la cantante ahogó su desazón en el alcohol. Tenía 27 años. Este es el relato de la semana que acabó con su vida a través de los ojos de su familia, su médico, su guardaespaldas, su pareja y sus amigos


A Amy le cuesta coger el teléfono. En un momento de lucidez escribe a su amigo Kristian Marr este extraño SMS: "Estaré aquí para siempre. ¿Y tú?". Son las tres de la madrugada, la noche del 22 al 23 de julio de 2011. Está en la cama, en el tercer piso de su casa, frente a Camden Square. Ha bebido. Aturdida, se duerme. Ya ha vivido esta situación, la de sentirse pesada, aplastada, atontada por la bebida. Su guardaespaldas, que subió a verla unos minutos antes, no observó nada anormal. Es el mismo que va a echar un vistazo en su habitación a eso de las diez de la mañana. No se mueve. Él no se preocupa. Vuelve a primera hora de la tarde, intranquilo por ese silencio repentinamente molesto. "¿Amy?". No hay respuesta. Abre la puerta y se dirige hacia ella. "¿Amy?". Descubre a la cantante inerte en sus sábanas. Después de tres horas de misterio, las primeras pruebas toxicológicas que se realizan al cadáver descartan una sobredosis de drogas, sin precisar la causa exacta del fallecimiento. Los resultados definitivos indican una tasa de 4,16 gramos de alcohol por litro de sangre en el momento de la muerte. Con una tasa de 0,5 está prohibido conducir; 3,5 es el punto límite, la parte del cerebro que controla la respiración resulta afectada. Winehouse ha bebido como una descosida, una vez más.

Una vez de más. Ni siquiera había un vaso al pie de la cama, solo tres botellas de vodka vacías. Cayó en un coma etílico que pudo provocar un vómito en los bronquios, un enfriamiento de la temperatura corporal o una crisis epiléptica. Según las conclusiones de la investigación, su muerte es "accidental".

"No era una suicida, tenía proyectos"

Desde hacía algunos años, los vaivenes alcohólicos caracterizaban a Amy. En cuanto iba demasiado lejos, en cuanto sentía que daba lástima, dejaba de beber de golpe. Esos periodos de sobriedad forzosa se prolongaban durante dos, tres semanas. Pero siempre volvía a beber, cada vez con más intensidad. Tras el desastre del concierto de Belgrado, el 18 de junio, en el que apareció patética, titubeando y mascullando palabras inaudibles sobre el escenario, lo dejó todo. Quería superarlo, cantar otra vez, amar, vivir. Aguantó tres semanas. Hasta el 20 de julio, cuando se la vio, después del concierto de su ahijada, Dionne Bromfield, bebiéndose copas de ginebra y de Red Bull. Winehouse, que era capaz de oscilar entre la euforia y el abatimiento en una décima de segundo, era tan imprevisible que su entorno no advirtió ningún peligro en especial. La pequeña les había acostumbrado demasiado a volver a levantarse.

Su madre, Janis, la visitó por sorpresa el día anterior a su muerte. No pudo impedir nada y solo pudo constatar la magnitud del daño. "Parecía ida, perdida. Solo era cuestión de tiempo". Más tarde suaviza esta visión macabra: "Podía dormir horas y horas y siempre parecía que acababa de despertarse. Nos bebimos un té, vimos fotos de familia... Cuando me fui, me abrazó y me dijo: 'Mamá, te quiero".

La doctora Cristina Romete vigilaba la salud de Amy desde hace cuatro años. Vino a su domicilio ese día, sobre las siete de la tarde. Hacía poco le había recetado Librium, un medicamento que ayuda a combatir las crisis de ansiedad relacionadas con la abstinencia. Comprueba que Amy ha vuelto a beber, pero no se alarma. "Amy estaba achispada, pero podía mantener una conversación". Cuando Romete le pregunta si tiene intención de dejar de beber, Amy duda: "No lo sé". Y la doctora concluye: "No era una suicida, tenía proyectos. Y me dijo: 'Todavía me quedan cosas por hacer en la vida". Eso es suficiente para tranquilizar a un médico.

Deja a su paciente a eso de las ocho de la tarde, sin imaginarse lo que pasaría después. Puede resultar comprensible: 2011 no es 2008, el annus horribilis de la cantante. Amy ya no comparte las rayas de cocaína con Pete Doherty mientras se desternillan delante de unos ratoncillos. Amy ya no se escarifica los brazos para atenuar el dolor causado por la falta de heroína. Su exmarido, Blake Fielder-Civil, el hombre que le hizo descubrir todas esas sustancias, duerme en la cárcel por intento de robo. Por eso unas copas al principio de la noche no son nada...

"Estaba muy aislada"

Durante este último verano londinense, se encuentra razonablemente mal. "Amy no hacía gran cosa, creo que estaba muy aislada", dice un fotógrafo que la siguió durante años. Sus amigas más queridas de sus inicios, Juliette Ashby y Remi Nicole, ya no llaman a la puerta de su casa de improviso. Ya no juega al billar durante noches enteras, como antes, en su garaje o en el primer piso de su pub preferido, The Hawley Arms. Se aburre. Ya no existe pasión en la relación intermitente con su novio desde hace dos años, el engominado director de cine Reg Traviss. Le quiere mucho, pero nunca sustituyó a Blake, El Terrible.

Reg la dejó en febrero, y luego en mayo, asustado por sus abusos y sus llamadas de teléfono regulares a Blake a la cárcel. Hoy, revela un proyecto de matrimonio inminente, poco creíble. Desempeña el papel de yerno ideal y eterno. Y hay que poner cara de circunstancias cuando Reg Traviss explica, con el beneplácito de la familia Winehouse, que Amy era "una mujer normal, cuerda y con buena salud". En otro planeta, a lo mejor.

Pero en el norte de Londres, la noche del viernes 22 de julio, Winehouse encadenó los chupitos uno tras otro hasta el encefalograma plano. Según un allegado de Reg, Amy y él se habían visto y se habían tomado unas copas, pero lo niega con una candidez enternecedora: "El viernes acabé de trabajar tarde y, como no conseguí hablar con ella, pensé que se había dormido. Le envíe un mensaje para decirle que iba a ver un DVD y que me avisase en cuanto se despertara. Me parecía raro no saber nada de ella. Al salir de la peluquería, vi una llamada perdida del número de su guardaespaldas. No me preocupé, siempre perdía su móvil y habría usado el suyo. No la volví a llamar, me pasé por mi despacho para buscar unos zapatos". Sin embargo, sabe que habla de Amy Winehouse, una chica que se salvó de milagro de una sobredosis repetidas veces, una chica que cambiaba una adicción por otra, una chica que había vuelto a beber desde hacía poco, una chica que acababa de enviar un mensaje a otro en mitad de la noche, Kristian Marr, que hacía seis semanas que no la veía.

"Iba por buen camino"

¿Por qué una señal ahora? Él aún no lo entiende. Y recuerda así su último momento juntos: "Estábamos viendo Scarface en nuestro sofá. Amy quería comprar alcohol. La convencí para que se conformara con té. Nos quedamos dormidos. Y yo era feliz sabiendo que iba por buen camino". Pero luego resbaló.

Un tal Tony Azzopardi declara que Amy le "pilló" en la calle y se lo llevó en taxi esa noche para que la pusiera en contacto con un traficante de West Hampstead. Este supuestamente le proporcionó crack y heroína por 1.200 libras. Tony añadió ante la policía que había fumado crack delante de sus ojos, en el taxi, quejándose del acoso de Blake. Pero, teniendo en cuenta que en las pruebas toxicológicas no hay rastro de estupefacientes, ¿qué crédito puede tener un viejo yonqui sin blanca, alcohólico y dispuesto a todo por unos billetes?

Bipolar y depresiva

¿Así es como muere una estrella de 27 años? ¿Tan sola? ¿Se puede culpar de negligencia a su entorno? Andrew Morris, su fornido guardaespaldas, volvía de vacaciones. El médico que la trataba observó un ligero estado de embriaguez. No avisó a nadie. Estas personas olvidaron su naturaleza versátil, bipolar y depresiva. Su madre la encontró como de costumbre, dormida y luego despierta, alegre y luego melancólica. Se preparaba para lo peor desde hace tanto tiempo que había acabado por convencerse de que eso no ocurriría nunca. Su padre vivió unos meses con ella para protegerla. Era insoportable. Vive en Kent, a una hora de la capital. Reg la había dejado sola con sus demonios, sin mala intención.

Solo su querida abuela, Cynthia, habría podido hacerla entrar en razón. Las dos escuchaban a las divas tristes Dinah Washington y Sarah Vaughan. Cynthia, apodada Nan, le contaba a Amy su aventura con el saxofonista de jazz Ronnie Scott, sus infamias de adolescente, su expulsión de la prestigiosa escuela de teatro Sylvia Young por un piercing demasiado evidente, su amor por los uniformes de las camareras estadounidenses de los años cincuenta... Amy hacía entonces el esfuerzo de respetar esas citas semanales. Nan falleció de un cáncer de pulmón en 2006. Amy ya no se sometió nunca a ningún tipo de disciplina. Su canción Rehab pone de manifiesto esa obstinación por hacer solo lo que le plazca. ¡Había esquivado la muerte tan a menudo!

La época en que pasaba las noches vagando, destrozada, con Blake, las uñas ennegrecidas por el crack, los brazos cubiertos de arañazos y las piernas llenas de moratones, había pasado. Su malestar, menos visible, seguía ahí.

La carrera de un cometa

En tres años, el lapso de tiempo que separa su primer álbum, Frank, del segundo, el intenso, Back to black, el dolor, la desesperación, la pena, la droga y la dependencia le habían dotado de una voz potente y oscura, la de una mujer madura y triste. Nunca fue capaz de repetir la proeza, la de poner música a sus males. Su carrera finalizó, por tanto, en 2006, a los 23 años. Un cometa.

Un principio de enfisema diagnosticado en 2008 mermaba su capacidad pulmonar. Era joven para una enfermedad de viejo. En Body and soul, a dúo con su ídolo, Tony Bennett, se oye su timbre dañado y estropeado por los excesos. Su última grabación. En ella, la falta de brillantez y de energía es patente. Ya no tenía mucha voz. ¿Era irremediable? A Amy parecía aterrorizarle la idea de volver a cantar en público o de volver a poner los pies en un estudio. Adoraba la música y sus paseos por Camden, pero la frescura y el entusiasmo se habían atenuado. Era rica y le daba igual. 4,16 gramos. Se mató. Su muerte el 23 de julio fue un accidente. Podría haber sucedido meses o años antes. Su vida fue muy breve y sus tormentos fueron interminables. Un suicidio largo, salpicado de momentos furtivos de alegría y de sobresaltos pasajeros. El destino predeterminado de una chica agotada antes de la treintena.

sábado, 12 de noviembre de 2011

La cara de la esperanza


Minhaj llegó en julio al campo de refugiados de Dadaab al borde de la muerte, hoy es un niño sano y risueño


El pequeño Minhaj Gedi Farah llegó al campo de refugiados de Dadaab con apenas siete meses de vida y a punto de morir de hambre. Su sobrecogedora imagen dio la vuelta al mundo y se convirtió en símbolo de los miles de niños que luchan como él por sobrevivir a la devastadora hambruna que asola Somalia.

Con un peso de poco más de tres kilos (lo que pesa un niño al nacer en el mundo desarrollado), Minhaj estaba afectado de malnutrición y anemia severa. Su familia había perdido todas las esperanzas de que sobreviviera. Tras tres transfusiones de sangre y una alimentación intensiva con vitaminas alcanzó los cuatro kilos y pudo ser trasladado al hospital.

Hoy, tres meses después, nos llega la imagen de un Minhaj casi irreconocible. Es un niño risueño y rollizo, como les corresponde a los pequeños de su edad.

Audrey Hepburn: una vida de puntillas


Se cumplen 50 años del estreno de ´Desayuno con diamantes´, protagonizada por la "angelical" actriz anglo-belga


Audrey Hepburn semejaba una bailarina delicada, espontánea discreta, que hubiese saltado del resorte de su caja de música en tamaño natural. Algo de eso guarda su propia biografía de actriz breve y fulgurante, desde que, en 1954, obtuviese un Oscar prácticamente con su mismísimo debut, Vacaciones en Roma, y a cuyo casting llegó casi de chiripa, apoderándose al instante de un papel destinado a Liz Taylor, ya una diva de renombre, a la altura rutilante del coprotagonista, Gregory Peck. Algo tiene de gata o de ardilla que se cuela por las rendijas y cae de pie. Una Mary Poppins capaz de sobrevolar en el último momento las azoteas de Hollywood y persuadir al productor más cazurro de su magnetismo angelical. Pues otros dos de sus papeles estelares, en Desayuno con diamantes y My fair lady, habían sido concebidos, respectivamente, para Marilyn Monroe y Julie Andrews.

Formada con Marie Rambert, la maestra de Nijinsky, esta chica bien de los Países Bajos, que hablaba seis idiomas, entre ellos el castellano, en realidad estaba destinada a convertirse en una estrella de ballet. Era hija de una baronesa de ascendencia británica, descendiente del rey Eduardo III, y de un corredor de seguros belga filonazi, que abandonó a la familia cuando ella era una niña, y al que, muchos años después, buscó desaforadamente, para encontrarlo, en Dublín, desahuciado, y le financió la existencia.

Mucho antes de llegar a ser "cara de ángel" para todos los públicos planetarios, que veían en ella a una estrella ponible, de dimensiones humanas; una antidiva refractaria al lujo y a las grandes mansiones, que cuidaba personalmente de su jardín en casas discretas, su madre la llamaba "patito feo"; un mote cariñoso para una niña escuchimizada, a causa de la anemia, por el hambre que padecieron, en la resistencia holandesa, durante la Segunda Guerra Mundial. Y algo de ese mito infantil, devenido luego en cisne o mirlo blanco de la gran pantalla, guarda su meteórica carrera de actriz, que aunque apenas duró 15 años, le dio para hacer de partener, tras Gregory Peck, de Humprhey Bogart, Fred Astaire, Gary Cooper, Rex Harrison, William Holden, Cary Grant, Peter O´Toole, Sean Connery...

Lo que de ella dijeran el director de Vacaciones en Roma ,William Wyler, o el propio Peck, al principio es concertado por compartir cartel con una muchacha de un musical de Broadway, en vez de con la Taylor, se convirtió en su tónica ascendente: "Es sencillamente encantadora. Tiene inocencia y talento, y, además, es muy divertida". Y es que, a diferencia de las grandes divas, cuyo mejor papel es interpretarse a si mismas, Audrey Hepburn era una fértil arcilla moldeable, una actriz versátil, capaz de hacer por igual de monja, prostituta, ciega o amante despechada, sin perder por ello su propia aura. Conseguía, incluso, que algunos directores y guionistas realizaran notables cambios de readaptación a su impronta, una vez que el papel le era asignado.

Así ocurrió, de hecho, con la Holly de Desayuno con diamantes. Truman Capote, autor de la novela originaria, Breakfast at Tiffanys, y de la adaptación cinematográfica (que en la versión mexicana se titula Desayunando en Tiffanys), tenía claro que iba a ser interpretada por su amiga Marilyn Monroe. Pero ésta, harta de "personajes frívolos", rehusó protagonizar la película. Y cuando Audrey fue aceptada para el papel, Capote consintió en rebajar ciertos toques casquivanos de su personaje; ya no era la prostituta bisexual de su relato, sino un ser más indefinido, inocente, angelical. Al parecer, ella misma apostó por la inclusión e José Luis de Vilallonga en el reparto, quien, en costumbre muy ibérica, semejante a Dominguín y la Gardner, presumió toda su vida de la realidad de su beso a la Audrey...

Alérgica a las joyas en su vida real, la actriz rechazó entonces una cuantiosa oferta de Tiffanys para que patrocinara sus productos, y si bien ganó 750.000 dólares de la época por la película, los destinó a obras benéficas. Nunca olvidó el hambre que pasó en los años de la resistencia holandesa, cuando ella y su madre, junto a los hijos de ésta, se convirtieron, de la mañana a la noche, en nuevos pobres... Lo que la obligó a abandonar la cara formación para bailarina de élite, y rabajar en musicales nutricios, con un talento de tal calibre, en cualquier caso, que en 1951, aquella muchacha belga de 22 años, fue invitada a protagonizar Gigi en Broadway. Y de ahí, por la puerta de atrás, a codearse en la pantalla con Gregory Peck. Fue muy reservada con su vida privada; dos discretos matrimonios, cuyos truncamientos la hicieron sufrir, al punto de declarar: "Las parejas deben satisfacerse mucho, pero para ello, tal vez, lo mejor sería que vivan separadas y se visiten".

A partir de 1967, con Sola en la oscuridad, cambió su carrera cinematográfica por las labores humanitarias de Unicef; y aún en 1993, ya desahuciada por el cáncer de colon que acabaría con su vida tres meses después, a los 63 años, visitó un centro de Somalia.Vitalista y risueña, pero también hipersensible y doliente, "Cara de ángel" o "Patito feo" expresó entonces: "La vida es dura. Después de todo, te mata".

Condenado un soldado de EE UU por asesinar a civiles afganos


El sargento Calvin Gibbs guardaba los restos de sus víctimas como trofeos. Otros tres soldados le ayudaron a matar a civiles en Kandahar


Culpable de todos los cargos que se le imputaban como líder de un grupo de soldados estadounidenses que mató a tres civiles afganos por simple placer. El sargento Calvin Gibbs consideraba que las bajas norteamericanas se pagaban con la vida del enemigo aunque este no estuviera en el frente y así entre enero de 2010 y mayo de 2011 asesinó a tres afganos en crímenes que hizo pasar por ataques contra su división.

Gibbs ha sido condenado a cadena perpetua pero tendrá la posibilidad de solicitar la libertad condicional en nueve años después de que un tribunal militar de la base de Lewis-McChord (Washington) le declarara culpable de los crímenes cometidos en la provincia de Kandahar tras una semana de juicio.

El vengador escuadrón de la muerte estaba compuesto, además de Gibbs, por otros tres soldados cuyo testimonio ha sido clave para lograr la condena de Gibbs. Esos tres uniformados se declararon con anterioridad culpables y buscaron acuerdos con la fiscalía a cambio de contar con detalle las atrocidades cometidas por Gibbs. En noviembre de 2009, el sargento se convirtió en jefe de la tercera sección de la Quinta Brigada de Asalto de la Segunda División de Infantería del Ejército de Tierra, estacionada en Kandahar. A partir de entonces se dedicó a reclutar a otros tres soldados para llevar a cabo su particular venganza contra el enemigo.

“El sargento Gibbs tiene carisma; tiene una de esas personalidades que todo el mundo sigue”, dijo el militar a cargo de la acusación, Robert Stelle, al presentar su cierre del caso el pasado miércoles. “Pero es todo basura. Tenía su propia misión: asesinato y depravación”.

Asesinato de un joven, casi un niño, en enero de 2010 en un pequeño pueblo. Gibbs lanzó una granada contra el cuerpo de Gul Mudin sin previo aviso cuando este cuidaba un campo de su familia. El sargento se justificó ante sus superiores diciendo que el joven les había atacado antes. El escuadrón de la muerte llegó a tomarse fotos con su "primer trofeo de caza", imágenes que hoy se pueden ver en internet y que son muy cruentas.

A esa brutal muerte le seguirían otras dos. La de un hombre llamado Marach Agha, acribillado con un AK-47, y la de un mulá, Allah Dad, al que reventó con una granada dentro de una fosa tras haberle separado de su mujer e hijos.

De todas sus cacerías, Gibbs guardó trofeos: ya fueran pedazos de las víctimas –dedos, en general- o dientes. En su pierna izquierda lleva tatuadas seis calaveras y al menos tres de ellas pertenecen a víctimas que no pertenecían a ningún Ejército o la insurgencia. Gibbs sucumbió a la tentación de presumir de sus fechorías e impuso a su alrededor un sistema de terror por el que nadie se atrevía a denunciarle. Quien lo intentó sufrió el ostracismo y una brutal paliza. Fue el caso del soldado Justin Stoner, que finalmente superó el pánico y se atrevió a delatarlo, lo que abrió el camino para un consejo de guerra contra Gibbs.

domingo, 6 de noviembre de 2011

VIDAS ROBADAS


"Entre tanta niña, su hijo le habría salido mariquita. Mejor así"


Era el quinto hijo y el primer y esperado varón del matrimonio Rubio Arribas. Nació el dos de marzo de 1971 en la clínica San Ramón de Madrid. "Está un poco bajo de peso. Hay que llevarle a la incubadora, pero usted váyase a casa y ya la llamaremos", le dijeron a la madre. Gloria Arribas insistió en ir a ver y dar de mamar todos los días a su hijo. "Al cuarto día, le dijeron que había muerto. Mi madre no entendía nada, porque lo había visto unas horas antes y estaba perfectamente. '¿Pero de qué?', preguntó llorando. Y entonces el doctor Eduardo Vela Vela, director de la clínica, le dijo a mis padres: 'Ha muerto de un enfriamiento. Como se empeñó usted en sacarlo de la incubadora para darle de mamar, se ha enfriado'. Encima, le echó la culpa a mi madre", relata Gloria Rubio Arribas, de 50 años, que busca ahora a su hermano, convencida de que no murió, se lo robaron.

Cuando pidieron ver el cadáver, como en tantos otros casos denunciados en fiscalías de toda España, el personal de la clínica San Ramón les dijo que era "imposible". "Nosotros nos encargamos de todo. Ya está dada la orden en el cementerio de La Almudena, es el procedimiento habitual", recuerda Gloria que le dijeron a sus padres. "Mi familia protestó. Mi tío, que era un militar muy influyente entonces, dijo que cómo era posible que lo fueran a enterrar ya donde le diera la gana al hospital, cuando la familia tenía un panteón. Años después, mi tía nos dijo que él había intentado hacer algo, pero que alguien le había dicho: 'Gregorio, no toques este tema, olvídate".

En el pasillo de la clínica, Gloria Arribas y Antonio Rubio lloran desconsolados cuando pasa una monja. "Les preguntó a mis padres por qué lloraban, y mi madre le contó que les acababan de decir que su bebé había muerto. '¿Tienen más hijos?', preguntó la monja. 'Sí, cuatro niñas', respondió mi madre. 'Pues ya tiene bastantes. Piense que hay gente que no tiene ninguno y que entre tanta niña, además, le hubiese salido mariquita. Mejor así".

El matrimonio salió del hospital sin el niño. "Fue muy triste porque el día que nació nos habían llamado para decirnos que teníamos un hermanito rubio guapísimo y cuando llegaron a casa nos tuvieron que explicar que ya no, que había muerto...", relata Gloria, que entonces tenía 10 años. "Mi madre no paraba de llorar. Se obsesionó. Y mi padre, que vio que aquello iba a acabar con ellos, decidió un día guardar todos los papeles en un arcón y decir que no se hablaba más del tema. Y así se hizo".

En aquel hogar no se volvió a hablar del niño - "mi madre solo lo hacía cuando no estaba mi padre"- hasta que empezaron a ver en medios de comunicación casos similares de familias a las que años atrás les habían dicho en aquel mismo hospital o en otros que su hijo había muerto y que ellos se "encargaban de todo". Gloria, la hermana mayor, decidió empezar a investigar.

"La primera parada fue el Registro Civil. Cuando nació mi hermano le dijeron a mi padre que ellos hacían este trámite. Así que fui allí a buscar una partida de nacimiento suya. No existía. Tampoco de defunción. Me sugirieron que mirara en el legajo de abortos, y fui, pese a que mi hermano había vivido cuatro días, dos más que las criaturas abortivas". Y allí estaba. Con la fecha de nacimiento cambiada y pese a que a la clínica había cobrado a los padres cuatro días de incubadora (1.200 pesetas, 7,2 euros). Un detalle de avaricia que hoy puede servir de prueba para la investigación del caso, que lleva la fiscalía de Madrid gracias a que Antonio Rubio pidió una factura antes de abandonar aquel hospital y la guardó toda su vida.

"Cuando empecé a buscar, creo que lo hice con la esperanza de comprobar que mi hermano había muerto de verdad, que no nos habían engañado. Pero cada papel que pedía era una nueva irregularidad, cambiaban las fechas, los médicos...El día que me dieron el legajo de abortos, me quedé allí sentada, en shock, dos horas. No me podía creer que esto nos hubiera pasado a nosotros. No me podía creer, como mi padre no quiso creérselo tampoco, que médicos y monjas pudieran hacer algo así", explica Gloria, que enseñó toda su documentación al fiscal el pasado 13 de abril. "Mis padres habían decidido que mi hermano naciera en el San Ramón y no en casa o en un hospital público porque pensaron que era lo mejor de lo mejor. Y mira lo que pasó. Mi madre me contó, además, que aquel mismo día se había muerto el bebé de una señora que estaba en otra habitación. A lo mejor también lo robaron".

El padre de Gloria ya ha muerto. Su madre vive con angustia la búsqueda. Gloria admite que el asunto les obsesiona. "Cuando veo en las noticias que ha muerto un hombre de 40 años en un accidente de coche, pienso que puede ser mi hermano. Otras veces imagino las barbaridades sobre nosotros que pueden haberle contado sus padres adoptivos. Durante mucho tiempo, el único consuelo era pensar que había ido a parar con una familia bien posicionada que quería tanto un bebé que había pagado por él. Pero hemos oído casos de niños que dieron con familias que les maltrataban... Lo cierto es que aunque no esté en nuestro libro de familia, a ese niño ni nos lo inventamos, ni lo soñamos. Mi madre fue a verle cuatro días. Y cuatro días le cobraron de incubadora".

Investigaciones en punto muerto

- Las familias que creen que fueron víctimas de un caso de robo de bebés y que así lo han denunciado en las fiscalías de toda España han convocado concentraciones de protesta para el próximo miércoles en varias ciudades españolas ante la decisión de algunos fiscales de archivar muchos casos. Serán en Madrid (en la plaza de Jacinto Benavente), Málaga (en la puerta de la Ciudad de la Justicia), Valencia (ante los juzgados) y Alicante (frente a los juzgados de Benalua).

- "Queremos que todos los casos sean investigados exhaustivamente", piden las distintas asociaciones de afectados. "Queremos una respuesta, saber la verdad".

- El lema con el que acudirán a las protestas, Todos los niños robados son también mis niños, pretende involucrar a personas no afectadas por esta situación en sus demandas. "Nuestras tragedias no son solo tragedias familiares, son tragedias de toda la sociedad. Hasta que la sociedad completa no asuma que todos deberíamos estar implicados en esta búsqueda de los niños y los culpables paguen por ello, estaremos viviendo en una sociedad enferma", asegura la presidenta de SOS Bebés Robados, Soledad Monzón Ruiz.

- Los fiscales han archivado masivamente casos de niños robados por falta de indicios o prescripción de los posibles delitos. Por ejemplo, en Madrid, donde el fiscal jefe recibió más de 200 denuncias, se han archivado cerca de 65. El paso del tiempo impide, además, la obtención de pruebas o testimonios. Los supuestos restos de muchos de esos niños fueron trasladados a los diez años del fallecimiento a un osario común, lo que impide exhumaciones para extraer muestras de ADN.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Los videojuegos, un puente a la creatividad de las personas


Un estudio de la Universidad de Michigan dice que sus usuarios tienen mejor "habilidad visual-espacial"


Los videojuegos siempre han sido una gran forma de entretenimiento para niños y no tan niños, pero no termina de estar claro hasta qué punto logran impactar en el comportamiento humano, debido a que en muchas ocasiones los estudios se contradicen. Un nuevo trabajo asegura que los menores que juegan con videojuegos son más creativos gracias a su uso que los que no lo hacen.

Según un estudio de investigadores de la Universidad Estatal de Michigan (EE.UU.), la creatividad de los niños sí está relacionada con su interacción con videojuegos. Sin embargo, el uso de ordenadores en general y de teléfonos móviles e Internet no está relacionado con la mejora de esta cualidad.

En relación a quién juega más con videojuegos, los niños siguen empleando más tiempo que las niñas. Además, ellos tienden más a preferir los juegos que incluyen violencia, mientras que ellas prefieren los juegos que involucran la interacción.

La profesora de psicología de esta universidad encargada de esta investigación, Linda Jackson, ha señalado que los resultados "deben alentar a los diseñadores" de videojuegos y así descubrir que estimula esta creatividad.

De esta forma, "los videojuegos pueden ser diseñados para optimizar el desarrollo de la creatividad" y "para preservar sus valores de entretenimiento", indicó la profesora. Además, también se ha desvelado que jugando los niños tienen una "mejor habilidad visual-espacial", algo "importante en el desarrollo de disciplinas científicas y de ingeniería", añadió.

El estudio se centró en un test de pensamiento creativo, donde participaron 491 niños de 12 años. Un 53 por ciento fueron mujeres, un 34 por ciento eran afroamericanos y un 66 por ciento de raza blanca, aunque estos aspectos fueron independientes para el resultado final.

Evasión con Miró


Una ruta turística por los lugares que relatan la vida del artista en Barcelona



Hay quien se aventura a pensar que la fijación por las estrellas de Joan Miró se remonta a su primera infancia, cuando desde la cuna veía techos pintados con elementos modernistas, incluidos aquellos cuerpos celestes. Entonces su familia vivía en el edificio del pasaje del Crédit, 4, actualmente integrado en el hotel Rialto (Ferran, 40). Quien quiera dormir bajo los mismos dibujos puede hacerlo en la suite -o habitación 330-, que mantiene los techos de la época (los muebles de inspiración modernista forman parte de la recreación). El artista vivió aquí primero con sus padres y luego con su esposa, Pilar, y su hija, Dolores. Su taller ocupaba el ático. Dejó la casa en 1949 y la vendió en 1955 para trasladarse a Palma de Mallorca.

La casa natal forma parte de un itinerario turístico creado por la Fundación Miró para acompañar la exposición Joan Miró. La escalera de la evasión (hasta el 13 de marzo de 2012) y recorre la ciudad siguiendo las huellas del artista, desde su nacimiento en 1893 hasta su muerte en 1983. Un recorrido hecho de recuerdos, anécdotas y relatos biográficos. Hombre esquivo y discreto, amaba las obras románicas del Museo Nacional de Arte de Cataluña y la arquitectura de Gaudí.

Su relación con Barcelona no estuvo, sin embargo, libre de sobresaltos. En mayo de 1920, decepcionado por el escaso interés que su obra despertaba en Cataluña, se desahogaba con el pintor Enric Ricart: "Prefiero ser un fracasado en París que sobrevivir a las aguas malolientes de Barcelona. Definitivamente, nunca más Barcelona". A pesar de estas palabras, la ciudad fue el lugar donde más tiempo pasó y a la que siempre volvió, incluso para el último descanso. Quería que le sepultaran directamente en la tierra para que le salieran "flores de la panza", aunque reposa en el panteón familiar del cementerio monumental de Montjuïc.

Muy cerca de allí, en un edificio proyectado por su amigo el arquitecto Josep Lluís Sert, se encuentra la fundación que lleva su nombre y que inauguró dos veces: en 1975 y un año después, tras la muerte de Franco.

El patio de juegos

Pero volvamos al inicio. Siguiente parada: la escuela primaria de Miró. Ya no existe como tal, pero queda el edificio con un hermoso portal gótico (Regomir, 13), que da acceso al patio donde jugaba el artista. "No era buen alumno, le gustaba la geografía, pero era un desastre en ciencias", explica Lluís Permanyer en La vida de una pasión. Más tarde, su padre le obligó a estudiar comercio, pero por las noches Miró frecuentaba la Escuela de Bellas Artes Llotja (plaza de Verónica, 2), donde conoció a Joan Prats (galería en Rambla de Cataluña, 54), su amigo, marchante y coleccionista durante toda la vida, y a Modest Urgell, a quien debe, según su propia afirmación, tres de sus formas características: el círculo rojo, la luna y la estrella.

Whisky, Grand Marnier y Dubonnet. La Coctelería Boadas (Tallers, 1) ideó con estos ingredientes en 1978 el Cóctel Miró para celebrar la entrega de la Medalla de Oro de la Ciudad al artista. Fundada en 1933 por un catalán nacido en Cuba, el bar ha sido punto de encuentro de artistas e intelectuales. En una carta colgada en la pared Miró recuerda que ahí tomaba "unas bebidas muy ricas y llenas de invención". A unas manzanas espera la Escuela de Arte Massana, en el antiguo hospital de la Santa Creu (Hospital, 56), que en 1968 acogió la primera retrospectiva de Miró en su ciudad. "Se estaba preparando cuando un amigo le avisó de que en la inauguración estaría Manuel Fraga, ministro de Turismo de Franco. 'Pilar, pásame el termómetro', dijo Miró sin colgar, y al cabo de unos minutos: 'Lo siento, tengo unas décimas y a mi edad no puedo arriesgarme'. No fue. No iba a legitimar el régimen que había rechazado toda su vida", explica Sónia Crespo, guía especializada.

Como réplica a aquella muestra se organizó a principios de 1969 Miró otro en el Colegio de Arquitectos (plaza Nova, 5). En este caso, el artista no solo acudió a la inauguración, sino que realizó una acción pictórica sobre las ventanas. Unos pasos más allá se encuentra el hotel Colón (avenida de la Catedral, 7), donde Miró se alojaba a partir de 1956 cuando visitaba la ciudad. "Si venía solo, se quedaba en la 406, pero si le acompañaba la familia o el arquitecto Sert, prefería la 411, que comparte vestíbulo con la 414", relata Tony Álvarez, empleado desde entonces. "Miró no era descortés, pero tampoco era asequible. A pesar del aspecto y de su baja estatura, infundía respeto", recuerda Álvarez.

Últimas pinceladas

Faltan coordenadas del mapa Miró. Por ejemplo: la galería de Joan Gaspar (plaza de Letamendi, 1), que contribuyó a que el pintor se reconciliara con su ciudad a través de numerosas muestras. O el bar y restaurante Els Quatre Gats (Monsió, 3), donde conoció a Gaudí. O Galerías Dalmau (Puertaferrisa, 18), donde se celebró su primera exposición, de impacto más que negativo. Amaba el Liceu, donde trabajó en diversas ocasiones, y Los Tarantos (plaza Real, 17), su tablao de flamenco preferido. Y tres de sus obras públicas serán especialmente visibles para el viajero: el mosaico Pla de l'Os, en la Rambla; el mural de la terminal B del aeropuerto, y la escultura Mujer y pájaro, al lado de la plaza de España.

Información


» Barcelona Guide Bureau (www.barcelonaguidebureau.com; 932 68 24 22) organiza itinerarios por la Barcelona de Miró. El paseo empieza y termina en la plaza de Cataluña, y dura entre 90 y 120 minutos.

» Fundación Joan Miró (www.fundaciomiro-bcn.org; 934 43 94 70). Parc de Montjuïc, s/n. La escalera de la evasión, hasta el 18 de marzo de 2012. Descargando la aplicación gratuita para iPhone es posible localizar unos 30 lugares de Barcelona vinculados a Miró.

Una joven mallorquina se despide en Twitter tras fallecer

María era una joven mallorquina que quiso usar las redes sociales para despedirse de sus amigos. Su cuenta en Twitter registró su adiós. La chica falleció anoche en Alemania tras una larga enfermedad y entre sus últimas voluntades dejó dicho a su madre que cuando falleciera enviara mensajes a través de Twitter a todos sus seguidores para comunicarles la noticia. La despedida ha sido 'trending topic' en Twitter España.
La madre de la joven, María Riera, así lo anunciaba en Twitter: "Soy Mª Riera, la madre de María. Cumpliendo con su deseo me toca lo más difícil del mundo, deciros que ella falleció anoche. Gracias a todos". Un mensaje muy emotivo que no tardaba en despertar la conciencia de todos. Un alud de 'tuits' surgían poco después en la red para apoyar a su madre en estos difíciles momentos.
Durante toda la noche, la madre de la joven ha contestado tuits de apoyo y cariño que amigos, conocidos y otras muchas personas han ido enviando a la cuenta de María. Unas horas que muchos han calificado de "inolvidables".