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jueves, 24 de febrero de 2022

Apnea del sueño: el mejor tratamiento para combatir este trastorno

 

Afecta principalmente a hombres mayores de 40 años y a mujeres con menopausia o sobrepeso


El reposo y dormir bien es indispensable para levantarse con energía y tener una vida más saludable. Dormir no es un simple descanso, sino que es un proceso necesario donde el organismo renueva su salud física y mental. Por este motivo, mucha gente que sufre trastornos del sueño, se siente cansada, irritable o dispersa durante el día.


Uno de los desórdenes más comunes en el área del sueño es la apnea, que consiste en realizar pausas durante la respiración nocturnas, de al menos diez segundos, o tener respiraciones superficiales durante el sueño.


La duración de las pausas varía según el caso y puede ir de algunos segundos hasta varios minutos. La persona puede pasar de un sueño profundo a uno superficial durante sus horas de "descanso". Para determinar que existe este problema han de producirse al menos treinta apneas durante el sueño, que pueden ir asociadas al despertar del paciente por una sensación de falta de aire.


Llegar a la certeza de saber que se sufre apnea del sueño no es un camino fácil y claro: primero, porque el médico no suele detectarlo en una consulta normal. Segundo, porque muchas veces ni el propio afectado lo sabe y sólo se percata del problema cuando duerme con alguien que lo detecta.


Por ello, el diagnóstico definitivo de la apnea se consigue con una prueba llamada polisomnografía: consiste en colocar unos electrodos en diferentes partes del cuerpo y conectarlos a un equipo para vigilar las constantes vitales (respiración, frecuencia cardíaca, movimientos...). Este registro proporciona información veraz del número e intensidad de las apneas.


Tipos de apnea


El tipo más común es la apnea obstructiva del sueño; se basa en una respiración superficial o pausas durante la respiración debido al bloqueo de las vías respiratorias durante el sueño. Los músculos que mantienen las vías respiratorias abiertas se relajan haciendo que la lengua, las amígdalas, el paladar blando y la úvula bloqueen repetidamente la respiración. Cuando finalmente la persona puede respirar lo consigue a través de un ronquido fuerte.


Los varones con sobrepeso o las mujeres que ya han pasado la menopausia pueden sufrir más frecuentemente este trastorno aunque cualquier persona, incluso niños, puede verse afectada.


Otro tipo de apnea que no es tan común es la apnea central del sueño, muy propia de personas que sufren ciertas enfermedades o que toman algunas medicinas. Este paciente no hace esfuerzos por respirar durante periodos cortos a causa de una mala conexión en la señal que envía el cerebro a los músculos respiratorios. Es decir, que las vías permanecen abiertas pero el paciente no hace el esfuerzo de respirar.


Por último existe la apnea mixta del sueño para aquellos casos que empiezan como una apnea central y acaban teniendo un componente obstructivo.


Factores anatómicos


Entre las causas de este síndrome el especialista enumera algunos rasgos de la anatomía del paciente que favorecen el colapso de las vías respiratorias.

  • Tabique desviado.
  • Cornetes hipertróficos (crecimiento excesivo).
  • La presencia de vegetaciones o adenoides en niños.
  • Tener unas amígdalas anormalmente grandes.
  • Una úvula (campanilla) o un paladar elongado y flácido.
  • Tener una lengua muy grande.
  • Mandíbula pequeña.


Tratamientos


Como se trata de un problema crónico de salud su tratamiento es para toda la vida e incluyen desde variar los hábitos o estilo de vida (perder peso, situarse en una posición adecuada para dormir) hasta utilizar mascarilla nasal o realizar cirugía, en los casos más graves.


Por otra parte, si no se detecta la apnea y no se recibe un tratamiento específico puede aumentar las arritmias del corazón o la insuficiencia cardíaca. Además, puede conllevar tener la presión alta, más probabilidades de sufrir obesidad y diabetes así como un ataque al corazón o un derrame cerebral. Entre las consecuencias, puede acarrear sufrir accidentes de coche o en el trabajo.



sábado, 23 de septiembre de 2017

¿La cerveza es sana? Mitos y realidades

Quienes la adoran deben saber que no es el antídoto contra todos los males que pregonan los estudios


Quienes adoran la cerveza deben saber que no es el antídoto contra todos los males que pregonan algunos estudios, pero si se bebe con moderación, "puede incluirse en la muy saludable dieta mediterránea", garantiza la doctora experta en nutrición M.ª Teresa Barahona. Esto es, un máximo de tres cervezas al día para ellos y de dos para ellas (hombres y mujeres no metabolizan igual el alcohol). Aunque "nadie puede decir desde la salud pública que una bebida alcohólica sea sana", coincide el doctor y profesor universitario de nutrición Antonio Fernández Murillo, "eso no quita que algunas puedan presentar beneficios debido a otros componentes aparte del alcohol".

La cerveza es una bebida fermentada, que contiene más del 90% de agua y se elabora a partir de ingredientes naturales (como la cebada malteada). Tiene un bajo contenido alcohólico (en general, 4º y 5º) y diversos nutrientes (fibra, minerales y vitamina B). Algunos de sus componentes tienen propiedades antiinflamatorias y otros, antioxidantes (los polifenoles). Y, al contrario de lo que se suele pensar, no aporta muchas calorías: "Una caña pequeña de 200 ml apenas aporta 84 kcal", especifica otro experto en nutrición, el doctor Javier Moya. La barriga cervecera es más un mito. "Se asocia al estilo de vida que representa el exceso de consumo de cerveza: beber demasiado, comer demasiado, no moverse lo suficiente", añade.

Hay expertos que consideran la cerveza capaz de mejorar la protección de algunas personas frente a la diabetes. O, si se relaciona con el déficit de magnesio, "beber cerveza contribuiría a cubrir las necesidades de dicho mineral", explica Fernández Murillo. Otros especialistas afirman que puede disminuir el riesgo de padecer problemas de corazón, aunque "el vino es más sano en este sentido", matiza el presidente de la sección de riesgo cardiovascular y rehabilitación cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología, Manuel Abeytua. "El alcohol es un falso amigo", recuerda. Y subraya que no está demostrado que la cerveza reduzca la posibilidad de sufrir un ictus, como dicen algunos, y en cambio, con o sin alcohol, aumenta el ácido úrico que provoca gota, una dolorosa inflamación de las articulaciones.

Un estudio finlandés publicado el año pasado apuntaba que los consumidores de cerveza tendrían menos daño cerebral causado por el alzheimer. "No hay suficiente evidencia científica para considerarla saludable", asegura Pablo Irimia, vocal de la Sociedad Española de Neurología, sólo son "estudios experimentales que muestran que algún componente de la cerveza podría tener propiedades neuroprotectoras".

También se ha investigado sobre la relación entre cerveza e insomnio, pues hay quien afirma que ayuda a conciliar el sueño. "El alcohol, sea del tipo que sea, no es recomendable para las personas con trastornos del sueño", porque provoca que uno se despierte más durante la noche, aclara el doctor Àlex Ferré, especialista en trastornos del sueño.