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viernes, 26 de octubre de 2012

Miedo a cumplir años


La palabra anciano casi ha desaparecido del vocabulario. Nadie quiere envejecer, y lo cierto es que, según algunos estudios, sentirse joven hace que se viva más sano. 

 ¡Yo no tengo esta papada! Estas cámaras digitales me sacan muy vieja! ¡Las de antes sí hacían buenas fotos!", exclama la abuela de 82 años cuando mira las fotos de la última reunión familiar. También sorprende el abuelo, de 85 años, cuando le proponen un viaje para la tercera edad: "¡Ni hablar! ¡Son para viejos!".

 Intriga lo que pasa con las edades. En el siglo XIII se era viejo a los 30 años; también a principios del siglo XX, a los 40 años se era mayor. Pero, a partir del aumento acelerado de la esperanza de vida, el concepto de anciano casi ha desaparecido del vocabulario popular. Posiblemente nadie se definiría con ese término.

 Cuanto más joven te sientas, más vivirás. Esta afirmación es el resultado de un estudio sobre el envejecimiento realizado con 516 hombres y mujeres de 70 o más años por Jacqui Smith, psicóloga del Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan junto con dos colegas del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Alemania€. Para elaborarlo siguió la evolución de esas personas a lo largo de seis años. El hallazgo más sorprendente fue que, de promedio, se sentían con 13 años menos de los que tenían. 

 También se constató que su percepción de sí mismos sólo se modificaba en caso de mala salud. Las investigadoras concluyeron que "sentirse joven está relacionado con una mejor salud y mayor longevidad. Incrementa el optimismo y la motivación para superar obstáculos, reduce el estrés y mejora el sistema inmunitario, lo que reduce el riesgo de enfermedades". 

 También los jóvenes se sienten más jóvenes de lo que son. La discrepancia entre edad real y subjetiva no es característica de los adultos mayores. Esa diferencia entre la edad cronológica y la imagen que se tiene de ella se ha denominado identidad de edad subjetiva y es una percepción que está presente en todas las edades. En los más jóvenes, se ha identificado que la resistencia a verse mayores proviene de una negación del envejecimiento resultante de temores como "no poder lograr el éxito en la pareja y la carrera, experimentar declives sexuales o físicos y no tener una seguridad e independencia económica", según la profesora de Psicología Joan Montepare, especialista en estudios sobre envejecimiento en el Lasell College de Massachusetts. 

 Debido a las diversas circunstancias socioeconómicas y culturales, se produce el fenómeno del niño que no quiere crecer, una adolescencia retardada. Son jóvenes que ralentizan su incorporación a la edad adulta como mecanismo defensivo y de negación de las etapas vitales. Todo crecimiento/envejecimiento implica "una pérdida que va seguida de un proceso de duelo con respecto al tiempo de la propia vida, con su rechazo/evitación", afirman Moisés Martín y Manuel Martínez en su estudio "La vivencia del envejecimiento", publicado en Cuadernos de Relaciones Laborales. 

 Partiendo de que la vida, para seguir siéndolo, tiene que surgir de las cenizas de pérdidas sucesivas, es posible que el duelo de cumplir años acompañe desde edad muy temprana. Cumplir 12 años significa la pérdida de los privilegios de la niñez, por ejemplo. No es de extrañar que desde la tercera década los sucesivos cumpleaños empiecen a ser incómodos, por no decir traumáticos. Es muy probable que los jóvenes que han tardado más de lo esperado en sentirse adultos vayan tomando conciencia de que se les "ha pasado el arroz" para algunas vivencias. ¿De ahí las crisis de los 30 o los 40? 

 Cada cumpleaños tiene por finalidad contribuir a confrontar con la realidad cronológica, con el fin de despejar la ilusión de inmortalidad y permanencia. Pero parece ser, por lo que dicen los investigadores, que la reconciliación con el tiempo y la resolución del duelo no llegan hasta una edad avanzada. En el estudio antes citado, el grupo de los mayores de 80 años se mostraba como el que ya ha elaborado el duelo de las pérdidas y, dado que cada cumpleaños puede ser el último, este vuelve a ser motivo de celebración. 

 De vuelta a la resistencia de los más jóvenes a asumir su edad, es muy aclarador el análisis del catedrático de Psicología Evolutiva de la Universitat Autònoma de Barcelona Adolfo Perinat en su libro Los adolescentes en el siglo XXI. Su perspectiva de éstos en la sociedad española evidencia un proteccionismo pernicioso y amortiguador, por parte de los padres y la sociedad, que impide a los jóvenes correr sus riesgos para construir su autoestima y seguridad. 

 Además, identifica lo que denomina una "moratoria en asumir responsabilidades". Una de sus inequívocas consecuencias sería el mantenimiento de jóvenes y adolescentes en estado de semidependencia de la familia en lo económico y en un estado psicológico-mental de semiinfantilismo que contrasta con su estado psicobiológico de madurez reproductiva.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Alerta de seguridad en un pueblo de Holanda por una invitación en Facebook


La policía confirma la asistencia de cerca de 4.000 personas al cumpleaños de una joven que olvidó marcar como privado el evento en la red social. El Ayuntamiento de Haren impuso la ley seca para tratar de evitar daños. 

 Merthe, una adolescente holandesa que quería celebrar este viernes a lo grande su 16 cumpleaños, se ha pillado los dedos en Facebook. Olvidó mencionar que la fiesta nocturna sería privada, y la invitación remitida a través de la red social ha llegado a 25.000 personas. El Ayuntamiento de su pueblo, Haren, al norte del país, declaró el estado de alerta. La policía confirmó la asistencia de cerca de 4.000 de personas. La situación desbordó las previsiones y los jóvenes lanzaron petardos y botellas a los agentes en un ambiente muy tenso. También han tumbado farolas y arrancado señales de tráfico, además de pisotear jardines y dañar coches. 

 Haren tiene solo 18.000 habitantes y ha prohibido beber alcohol por la calle para evitar cristales rotos y peleas. Las tiendas cerraron temprano y fueron quitadas las placas con el nombre de las vías adyacentes a la casa de la chica. Su calle fue cerrada sin éxito, porque los jóvenes apartaron las vallas e invadieron la zona. Las fuerzas antidisburbios cargaron varias veces contra el gentío y se registraron detenciones. A medianoche, con la supuesta fiesta ya terminada, todavía quedaban jóvenes por las calles a los que la policía trataba de llevar hasta trenes y autobuses para que se marcharan del pueblo. 

 En 2010, un error similar le costó caro a la familia de Tessa, una chica alemana de Hamburgo. También invitó a sus amigos a través de Facebook y contestaron 14.000 personas. Al final, llegaron a su casa unas 1.500 y hubo seis arrestos. En el caso de la holandesa Merthe, los desconocidos dispuestos a desplazarse a Haren colgaron en YouTube una veintena de videos con montajes de fiestas similares. En todos se convoca al usuario para que acuda al pueblo, incluso facilitando el mapa del lugar. También se han fabricado camisetas con el lema Project X, en recuerdo del filme estadounidense del mismo título que recrea un evento así. (Con un presupuesto de 12 millones de dólares, recaudó 100 millones en taquilla). 

 “La chica no quería provocar esta respuesta, ni tampoco sus padres, que han desconvocado la fiesta y ya no están en su casa. Es una de esas cosas que se vuelven en contra cuando se usan mal las redes sociales”, ha dicho Rob Bats, alcalde de la ciudad. En Groningen, la ciudad a cuyo término municipal pertenece Haren, lo han tomado de otro modo. Sus bares y clubes tenían previsto abrir hasta más tarde para acoger a los falsos invitados por si la fiesta original no acababa de funcionar. De todos modos, el ambiente fue malo toda la jornada y el Ayuntamiento evauló los daños y calificó a los forasteros de "juerguistas especializados en broncas".