jueves, 1 de marzo de 2012

Un centro espiritual polémico a los pies de la Torre Eiffel


El alcalde de París ataca duramente el proyecto del español Nuñez Yanowsky


El proyecto todavía no está en marcha, pero ya cuenta con sus detractores. Se trata de un gigantesco centro espiritual ruso que se alzará a los pies de la Torre Eiffel, a pocos metros del Sena, para el cual los promotores acaban de pedir la licencia de construcción. Su ubicación excepcional, junto al puente Alexandre III, un regalo del Zar Nicolás II en símbolo de la amistad franco-rusa, lo somete a un severo escrutinio. Vencedor de un concurso internacional con más de 100 participantes, el diseño rompedor ideado por el arquitecto español y discípulo de Ricardo Bofill, Manuel Nuñez Yanowsky, no es sin embargo del agrado del alcalde de París, Bertrand Delanoë. El político socialista ataca duramente en una misiva la arquitectura “de imitación” y “mediocre” del complejo.

“Su arquitectura de imitación apunta a una ostentación totalmente inadaptada a las orillas del Sena, un lugar clasificado patrimonio mundial de la Unesco”, explica el alcalde en un comunicado emitido el lunes, en el que deja clara su “oposición a este proyecto concebido por los Estados francés y ruso, sin el acuerdo del Ayuntamiento de París”, quien dispone solo de una opinión consultiva en el asunto. El político no cuestiona la instalación de una iglesia ortodoxa y un complejo cultural ruso en el centro de la ciudad, sino que arremete contra su “arquitectura mediocre, concebida en la precipitación”.

“El comentario me chocó mucho, cuando me enteré estaba en Kiev de viaje, me lo pasaron por teléfono”, reacciona Núñez Yanowsky, de vuelta ya a su estudio de París, ciudad a la que llegó una primera vez en 1971 con Bofill y a la que volvió tras unos años fuera para instalarse definitivamente en 1981. “Me recordó lo que le pasó al señor Georges Pompidou”, relata, cuando el entonces presidente francés descubrió el proyecto de Renzo Piano y Richard Rogers para albergar el actual Centro Nacional de Arte Moderno Georges Pompidou, inaugurado en 1977. Al mandatario no le gustaba nada aquel diseño pero “hizo gala de respeto democrático” y se plegó al juicio de la mayoría. “Me acuerdo que en general, cuando salió el proyecto todos echaban pestes, no hay más que leer los periódicos de la época, y ahora, todo el mundo está encantado”, apunta.

El español, de padre republicano refugiado en la Unión Soviética y de madre rusa, dice no querer entrar en polémica, evitar todo sensacionalismo y se limita a apuntar que la opinión expresada por Delanoë es subjetiva. El proyecto, una colaboración entre el estudio francés Sade y el ruso Arch Group, fue elegido por un jurado compuesto principalmente por franceses y rusos hace un año, tras un concurso internacional al que se presentaron 109 candidatos con la consigna de aunar “tradición con modernidad”. Ya en la primera selección de diez, en fase todavía de candidaturas anónimas, encabezaba las votaciones.

En concreto, el conjunto ideado por Nuñez Yanowsky tiene previsto extenderse sobre 4.000 metros cuadrados, unos 3.000 de los cuales ocupados por unos enormes jardines, en la antigua sede del instituto de meteorología de Météo France. Prevé levantar una iglesia ortodoxa clásica con capacidad para 500 personas que contará con cinco cúpulas doradas, la más alta de las cuales alcanzará los 27 metros de altura y se podrá ver desde el Sena. Los edificios y cerca de la mitad de los jardines quedarán cubiertos por un enorme techo de cristal. El todo tiene previsto incluir también un seminario, una biblioteca, una zona de alojamiento, despachos y varias salas polivalentes.

La mayor preocupación del equipo de Núñez Yanowsky es ahora cumplir con los requerimientos técnicos para obtener las autorizaciones que permitan iniciar la construcción. Calcula que si todo sale bien, la constructora Bouygues colocará la primera piedra después del verano y el centro estará listo a finales de 2014. Confía en que un hipotético cambio político tras las elecciones presidenciales de esta primavera no frenen la ejecución. El proyecto cuenta con un presupuesto de unos 35 millones de euros, financiados esencialmente por la iglesia ortodoxa rusa.

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