sábado, 17 de diciembre de 2011

La magia de contar cuentos




Érase una vez un lugar donde la gente al entrar encontraba amigos. Amigos que le sonreían y que nunca, nunca hablaban de la crisis. Amigos que se masajeaban la espalda y a los que se les podía contar de todo, real o inventado, porque siempre te escuchaban. Y lo que es mejor, cuando terminabas tu relato, siempre, siempre, te aplaudían. Y entonces, tú les devolvías la sonrisa tras haber dejado atrás un concepto, la timidez, que pocas veces se atrevía a franquear la puerta de ese mágico lugar. Al final, habías dejado de ser una persona para convertirte en un cuentacuentos.

Este pequeño y novelado resumen totalmente ajustado a la realidad es lo que viene a significar entrar en la escuela de cuentacuentos. Hacerlo para muchos es un sueño y para otros un 'debe' en su vida. 'Hay de todo, gente desde los 16 años hasta los 80', decía Victoria Siedlecki, directora y profesora de la escuela. La gran mayoría viene por un motivo que puede resultar contrario a la propia actividad de contar cuentos que es perder la timidez. Todos lo consiguen. Las clases de entre 5 y 10 alumnos facilitan mucho la labor, y la progresión que se sigue durante los cursos favorece que nadie tenga que enfrentarse al público hasta estar preparado.

Pero todos tienen que hacerlo, un bar, el Libertad 8 en Madrid, será la prueba final. Prueba que alumnos como Sergio y Justine han superado con éxito y con mucho gusto. 'Te sientes como si te rodeara una nebulosa', describe Sergio a lo que Justine añade 'es un subidón de adrenalina que no se puede explicar'. Hasta llegar a ese momento, se habrá tenido que estudiar teoría, practicar el relato, la entonación, la pausa y diversos trucos que favorezcan el triunfo final. 'No se necesitan habilidades especiales', decía Victoria quien además de profesora es una reputada cuentacuentos cuyo último espectáculo, 'Relatos Eróticos', lleva cientos de funciones por los que han pasado más de 30.000 personas.

De su espectáculo parte lo que Victoria llama la eterna pregunta. ¿Es lo mismo contar cuentos para adultos que para niños? La profesora dice que depende del narrador, aunque confiesa que 'aunque tengan elementos comunes mantienen códigos distintos'. Los niños preguntan interrumpen y requieren más entretenimiento que la voz del cuentacuentos como pueden ser disfraces, juegos y técnicas que les haga más afable el relato. Sea su potencial público el que usted elija, hay cursos normales e intensivos (fin de semana) cuyo precio va desde los 60 a los 120 euros. Si está harto de cuentos qué mejor que dar la vuelta la tortilla y ponerse del lado del que los cuenta.

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