domingo, 23 de octubre de 2011

La Carisa descubre el origen de Asturias


Las excavaciones constatan que el enclave fue el primer asentamiento romano en la región y que albergó un poblado astur-visigodo para frenar el avance musulmán en el siglo VIII
Los últimos hallazgos incluyen la moneda más antigua de la región


Este escenario escribió buena parte de la historia de Asturias: una cordillera, a más de 1.000 metros de altitud, entre los municipios de Lena, Aller y Villamanín (León). Los avances en la investigación de La Carisa han sacado a la luz datos más que relevantes sobre dos períodos esenciales: el avance romano hacia territorio asturiano y la posterior resistencia de los astures a la invasión musulmana. Las investigaciones en La Carisa arrancaron, en 2003, a cargo del arqueólogo del Museo Arqueológico de Asturias, Jorge Camino, y fueron financiadas con el mecenazgo de Cajastur. Los trabajos se centraron en Curriel.los, una zona que los arqueólogos conocieron, en 2001, gracias a que «seguimos un estudio de mediados del siglo XIX del Comandante Tuñón, que atribuía un hallazgo de una placa con relieves al "bellum cantabricum", las guerras de conquista contra los pueblos astures y cántabros», explicó Camino.

Las excavaciones de los arqueólogos, en cambio, sacaron a la luz un hallazgo sorprendente. Bajo la tierra descubrieron un campamento romano «asombroso» por sus «extrañas formas» y su ubicación. De hecho, Curriel.los es el campamento romano que se encuentra a una mayor altitud entre todos los yacimientos de la época que se han descubierto en Europa. En cuanto a sus construcciones defensivas, Jorge Camino asegura que «se concentran en la cumbre principal, donde componen hasta tres y cuatro líneas sucesivas que llegan a alcanzar los 50 metros de altitud». La construcción está dividida en recintos irregulares y, según la investigación, los romanos se resguardaban en tiendas de campaña de cuero. Por su magnitud, de ocho hectáreas, el enclave pudo albergar una legión. En cuanto a la ocupación, la arqueóloga Esperanza Martín, responsable de las últimas excavaciones en La Carisa, bajo la coordinación de Camino, explica que «se detectaron tres períodos de ocupación, uno atribuido a los años 26-25 antes de Cristo, en relación con las operaciones de conquista y con una función de apoyo logístico y estratégico en la ofensiva militar». También estuvo ocupado, según la arqueóloga, «en el año 22 antes de Cristo, con motivo de la revuelta de los astures y probable correspondencia con el lugar en el que los guerreros asediaron a las tropas de Publio Carisio». En tercer lugar, el enclave también se usó «como acuartelamiento de tropas orientado a la ocupación, explotación y administración de los nuevos territorios, pero está por determinar en qué fecha».

Cuando la investigación en Curriel.los marchaba a buen ritmo, un nuevo descubrimiento dio un giro a los trabajos. A poco menos de 1.000 metros, siguiendo la Sierra de Carraceo hacia el Norte, los arqueólogos visualizaron lo que parecían restos de una muralla. La investigación se trasladó entonces a Homón de Faro, donde las excavaciones sacaron a la luz un poblado astur-visigodo. La cercanía entre los dos enclaves hizo que los arqueólogos los relacionaran y apuntaran a la zona como un escenario de la resistencia astur al avance romano. Las pruebas de Carbono 14, en cambio, echaron atrás esta teoría y abrieron un nuevo capítulo en La Carisa. La construcción se levantó entre mediados del siglo VII y primeras décadas del VIII después de Cristo. La fortificación cuenta con una doble muralla defensiva con una longitud de 400 metros y, según la hipótesis de los arqueólogos, se construyó para defender el territorio astur de la invasión árabe encabezada por el general Muza, acontecida entre los años 713 y 714.

Y de la invasión árabe, de vuelta a la conquista romana. El tercer y, por el momento, último hallazgo en La Carisa fue una casualidad. Un avión del Instituto Francés Ausonios, que sobrevolaba la zona para redactar un mapa sobre las guerras de Hispania, visualizó una construcción en el pico Llagüezos, a cinco kilómetros de los dos enclaves de la sierra de Carraceo, con forma de aro y una extensión de dos hectáreas.

Los trabajos empezaron de nuevo, pero esta vez financiados por los ayuntamientos de Lena, Aller y Villamanín y encabezados por la arqueóloga Esperanza Martín. La investigación arrancó con la teledetección de metales y, hace unos días, la tierra habló. El hallazgo de una moneda, posiblemente emitida entre los años 90 y 89 antes de Cristo, confirmó la teoría de los arqueólogos. El pico Llagüezos, entre Lena y Villamanín, fue un punto clave para la conquista romana en la región. El nuevo campamento es posiblemente el primer asentamiento romano en la región, ya que parece contemporáneo a Curriel.los, pero ligeramente anterior. Además del denario de plata, los expertos localizaron «abundantes objetos bélicos, de origen claramente romano».

De esta forma, los indicios se hicieron realidad. Llagüezos cuenta con una fortificación conocida como «agger fossaque», una empalizada rodeada por un profundo foso, y puede formar parte de construcciones más complejas que ocupan un total de cinco hectáreas. Por el momento, las labores continuarán con la teledetección de metales y una limpieza forestal. En cambio, las excavaciones podrían retrasarse hasta la primavera, «para evitar la inestabilidad meteorológica», según explicó Martín. La arqueóloga se mostró «sorprendida» por el rápido descubrimiento en el pico, a pesar de que el hallazgo de restos de munición de la Guerra Civil «obstaculizó un poco el trabajo».

El porqué de tanto «ajetreo bélico» en La Carisa, según Camino, se debe al «carácter estratégico de la Vía Carisa y la dificultad de superar la Cordillera Cantábrica para entrar en Asturias». La existencia de la Vía Carisa, por tanto, fue fundamental para los asentamientos. Debe su nombre a su origen, ya que sirvió para realizar el despliegue militar bajo el mando del legado de Augusto, Publio Carisio. La calzada unía la base militar permanente, y luego ciudad, de León con la antigua Noegga y posterior núcleo romano de Cimadevilla, en Gijón.

En los últimos años, La Carisa ha sido de nuevo escenario de una batalla, esta vez administrativa. Desde que finalizaron las excavaciones en 2006, cuando se terminó el mecenazgo de Cajastur, los responsables municipales de Lena y Aller reclamaron a la Consejería de Cultura su apoyo para continuar con la investigación. El antiguo Gobierno del PSOE no dio un paso adelante, y Lena y Aller decidieron entonces unirse a Villamanín para iniciar los trabajos en Llagüezos con una partida de 6.000 euros. Perdieron una batalla pero no la guerra. Por el momento, el nuevo Gobierno regional de Foro Asturias, ha mostrado «buena disposición», según los responsables municipales, aunque tampoco se ha pronunciado sobre una posible colaboración ni sobre la protección que debe tener el enclave.

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